Capítulo 22

1.1K 158 24
                                    

Jueves 22 de junio de 2017, trece días después.

Hannah observó con atención la comida que quedaba en la mesa durante unos instantes antes de decantarse por un trozo de pizza ya frío. No pareció importarle. Sentándose al lado de Isa, quien seguía sin ser capaz de pensar siquiera en comer, empezó a mordisquear la porción con desinterés. Su mente estaba muy lejos, específicamente en todos los papeles que habían escondido en su armario junto a diversas cosas que había conseguido que Isa no viera, y en todo aquello que aún faltaba. Que debía corresponder a más de la mitad.

Por su parte Isa había sacado su móvil y contestaba a un mensaje de sus abuelos. Había desinstalado unos días atrás todas las redes sociales en un intento de dejar de martirizarse por estar atrapada en el hospital mientras sus amigas acababan el curso. Mientras subían fotos de los diversos eventos que se estaban llevando a cabo en motivo de la finalización, no solo del curso, sino de la educación secundaria obligatoria. Había acabado la ESO y ni siquiera había estado allí. Ni siquiera había asistido al último día de clase... ¡Tampoco sabía sus notas!

Al finalizar cada trimestre solían darlas en papel, pero dada la situación era posible que si se las pedía por correo a su tutor se las enviase... Esperaba que así fuera porque acaba de descubrir que estaba ansiosa por descubrir que media de la ESO le quedaba. Sabía que no sería demasiado alta, que rondaría el siete, pero aun así la intranquilidad estaba allí.

Se olvidó del tema momentáneamente mientras respondía de nuevo a sus abuelos.

Estaba ya abriendo el correo electrónico para empezar a redactar el correo cuando la notificación de un nuevo mensaje de texto la interrumpió. Entró en él para continuar su conversación con sus abuelos. O al menos eso creyó.

—¡Mierda! —exclamó para sí misma. Hannah no le prestó atención.

Examinó por encima la foto del documento que le habían enviado antes de dirigirse a los mensajes, pero no llevaba ni media palabra leída cuando comprendió que era la foto. ¡Sus notas! Volvió a subir la mirada y esta vez examinó la imagen con atención fijándose en cada una de las calificaciones. La nota más alta era la de educación física con un diez, la más baja la de matemáticas con un cinco pelado. Le seguía inglés con un seis. Todas las otras tenían un siete. Lo que imaginaba. Aun así, suspiró aliviada antes de leer los mensajes.

«Javier me ha pedido que te las envíe» decía el primer mensaje. A Isabella no le sorprendió que su tutor confiara en Abril y menos aún que supiera que no le molestaría en lo absoluto que su amiga las supiera puesto que eran muy unidas. «O al menos que lo éramos» pensó con cierta culpabilidad y tristeza. Este era el primer intercambio de palabras que realizaban des de que le habían ido a visitar unos días después de la operación. Y no es que Abril no lo hubiera intentado. Isa tenía setenta y nueve mensajes sin leer. Que ahora acababa de abrir.

«El día 15 es la graduación».

«Espero verte allí».

Isabella ni lo recordaba. Con prisas abrió el calendario del móvil. Caía en domingo. Raro, pero en domingo, al fin y al cabo. Estaría ingresada.

«No lo creo» envió. Pero se sentía cortante, brusco.

«Lo siento» añadió.

«Siento no haber respondido. Te echo de menos».

Cuando vio el mensaje de Abril apagó, no la pantalla, sino el móvil.

«Yo también lo siento» decía.

Tragó saliva con brusquedad. Les estaba haciendo daño y no lo merecían, debía explicarles lo que sucedía, pero no se atrevía. Tenía miedo de cómo reaccionarían. Tenía miedo de verlas sufrir. Tampoco sabía cómo contárselo. Y menos aún después de la experiencia con sus abuelos. Era malditamente difícil.

Somos polvo de estrellas ✔Where stories live. Discover now