Capítulo 28

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Sábado 24 de junio de 2017, quince días después.

—¿Estás bien?

La chica de las sonrisas maliciosas asintió rápidamente, pero aún así la mueca era bastante profunda en su cara. Inspiró y expiró con profundidad un par de veces y siguió adelante.

No había manera de llegar al parking sin pasar por delante de los guardias que custodiaban las puertas de entrada del hospital las veinticuatro horas del día y que definitivamente no dejarían salir a unos adolescentes internados (menos todavía en San Juan), por lo que se habían colado por unos matorrales y posteriormente por un gran agujero en la valla que recorría el perímetro del jardín. «¿Cómo narices Hannah sabía que se encontraba allí? ¿Se metía en todos los arbustos para ver si había escapatoria?». En ese momento se encontraban subiendo la empinada y larga cuesta por donde se accedía al recinto hospitalario: primero al aparcamiento y posteriormente al edificio.

Había sido una experiencia... curiosa. Esa era la única palabra que se le ocurría a Isabella para describirlo. Aunque no podía negar que había habido unas cuantas carcajadas. Primero de todo había tenido que meterse dentro del arbusto a pata coja sujetada por Hugo y Bruna, los dos únicos que no llevaban gotero, mientras que entre todos se ayudaban mutuamente a cargar los goteros. Posteriormente Bruna había conseguido plegar la silla de ruedas con las indicaciones de Hannah y la había pasado entre las ramas dejándola apoyada en la valla. Entonces traspasó por el agujero. Con ayuda de Hannah, que le pasó la silla desde dentro, Bruna la cogió y la volvió a montar. Entonces pasó Álex con una gran mueca al tener que encogerse y su gotero. Este y Bruna en un lado, y Lena y Hannah en el otro ayudaron a pasar a Isa sin que apoyara la pierna en el suelo. Hugo fue el siguiente en traspasar sujetando con fuerzas la voluminosa bolsa que llevaba, el único junto a Bruna que no tuvo problema alguno y lo hizo con agilidad. Finalmente pasaron Hannah y Lena y sus respectivos goteros. Por suerte el agujero era grande.

—¿Seguro que estás bien? —le volvió a preguntar Isa. La chica de las sonrisas maliciosas asintió nuevamente.

—Hannah... —soltó Lena, quien se estaba encargando de empujar la silla de ruedas de Isa. Los otros tres se encontraban unos pasos por delante charlando animadamente.

—¡Estoy bien! —espetó—. Solo tengo que recuperar el aliento.

Su postura encogida apoyándose con fuerza al gotero no sugería eso.

Isa se obligó a dejar de mirarla y volvió a la marcha empujado con lentos movimientos la silla de ruedas. Maldita cuesta. Lena volvió a ayudarla impulsándola con fuerza. Hannah se les unió unos segundos después.

Llegaron a la altura de los otros un par de minutos más tarde. Para no ser vistos mientras esperaban se habían escondido en el hueco de la parada del autobús. Las tres se sumaron a ellos. Bruna fue la primera en sacar la cabeza. Había bastante movimiento de coches y ambulancias, ese era uno de los días con la tasa más alta de urgencias y accidentes debido a los petardos, hogueras borracheras e imprudencias varias, cosa que les facilitaba la entrada sin ser vistos. Además, por lo que vio Bruna, el guardia de seguridad se encontraban hablando con un médico en la puerta de entrada. Podrían pasar sin ser detectados.

Mientras se aseguraba de que el otro segurata no estuviese cerca, Álex se acercó a Lena. Alargando la mano le removió el pelo. Isa sonrió desde su lugar en la silla.

—¿Qué haces? —preguntó la chica apartándose bruscamente.

—Tenías una hoja —le dijo este dándole vueltas en su mano.

Bruna les interrumpió.

—Vía libre —indicó.

Salieron todos en tropel cruzando la valla principal y posteriormente agachándose entre los dos primeros coches que tuvieron al alcance. Se escabulleron entre los automóviles hasta llegar a la zona destinada al personal.

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