CAPÍTULO 36

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PALACIO DE HUANGLING-BALCÓN DE LA PUERTA PRINCIPAL

Tiempo actual


Wei Wuxian estaba en un sueño.

Un sueño que parecía tan irreal como los mas bellos destellos de su infancia, endulzados con fascinante miel de la inocencia y espolvoreado con el azúcar del ayer.

Aun cuando el cielo fue bañado en brillantes estrellas y las trompetas habían declarado el final del concurso de música, abrazando al ser más hermoso del mundo, temiendo que al soltarlo el sueño se terminara, Wei Wuxian no podía creer cuan afortunado era.

"—No me desagrada el toque de Wei Ying—"

Lan Wangji no lo odiaba.

"—Yo... jamás podría odiar algo de Wei Ying—"

Lan Wangji no lo despreciaba.

"—... es algo que quiero hacer... porque eres tú—"

Lan Wangji de verdad le estaba dando una oportunidad.

"­—Wei Ying... el motivo por el que vine al festival... es porque quería estar contigo... y porque yo... quiero quedarme en Yiling—"

A él, de todas las personas en el mundo, Lan Wangji le estaba dando una oportunidad a él.

A Wei Wuxian.

Las lágrimas traicioneras cayeron por sus mejillas sin que Wei Wuxian pudiera evitarlo, la sonrisa sobre sus labios era como la de un niño que por fin conocía el sol y el emperador no sabía cómo actuar, que pensar, como enfrentar una realidad que era tan cálida y abrasadora que le costaba creer real.

Cuando era niño, Wei Wuxian pensó que vivir una vida feliz con Lan Wangji seria como en los cuentos de hadas, se dejó llevar por su arrogancia e ingenuidad pensando que todo sería tan fácil y simple, que todo estaría bien y que tendría un final feliz junto a su A-Zhan y su familia.

Cuando la guerra le mostró como era el mundo real, Wei Wuxian vio como cada uno de sus sueños eran bañados y ensuciados por la corrupción de la sangre, la ira, la verdad y supuestos deseos de venganza injustificados, y así mismo fueron quemados y destrozados por el fuego de la guerra y la crueldad.

Y Wei Wuxian solo pudo sentir culpa.

Solo pudo odiarse a sí mismo por ser tan estúpido y arrogante, por no comprender todo el panorama y creer que todo estaría bien, por olvidar su campana de claridad, por no ser más listo y por pensar que podría proteger a las personas que amaba.

Pero la vida real no es como en los cuentos de hadas.

Y la suya estaba llena de errores.

Sus errores.

Por eso, el hecho de poder estar abrazando a Lan Wangji, a quien había traído a Yiling a la fuerza, a quien había asustado en la primera noche de bodas, al mismo al que no era digno, era como un sueño tan cruel pero tan bendito.

Dolía y lo hacía tan feliz.

Quemaba y cortaba.

Y Wei Wuxian no podía más que llorar.

Como el niño que lo había perdido todo sin darse cuenta, como el vagabundo que escapaba de los perros por un pedazo de carne sucia, como el cachorro que había perdido a sus padres sin entender porque había sido abandonado.

Sin entender porque perdía lo que amaba.

Pero Wei Wuxian no tenía derecho a reclamarle a los dioses, quejarse y llorar por el destino justificando sus acciones, Wei Wuxian no era ni un santo ni un ser puro para creer que tenía derecho a ello.

El Omega y el Emperador: Primera Parte(Fanfic XianWang MDZS)Where stories live. Discover now