CAPÍTULO 38

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REINO DE YUNMENG JIANG-LIANHUA WU

Días atrás


Zidian amaba el alcohol, la espada y los omegas.

El tercero era muy claro por qué.

Pasar el rato con bonitos omegas que le hacían sentir muy bien no estaba para nada mal.

Los omegas eran hermosos, suaves y adorables, merecían un buen trato aun en un lugar tan perdido y despreciable como podrían ser aquellos burdeles, Zidian estaba completamente dispuesto a dárselos en conjunto a cariño, respeto y un tiempo agradable, lejos de aquella desagradable realidad.

El solo era un maldito anciano fracasado que no había podido ni enorgullecer a su maestro ni salvarlo, uno que no pudo hacer nada por su secta, ni por los niños a su cargo o el reino que cayó en un momento sin que pudiera hacer más.

Así que, en un lugar en donde ambos sabían lo difícil que era la vida del otro, Zidian amaba respetuosamente sus cuerpos, así como se alejaba un poco de su propio pasado y culpas, mientras ellos le hacían compañía y descansaban un poco de este lugar.

El segundo, la espada, esa era su vida.

Desde el momento en que su maestro le llevó a lo que fue su hogar por mucho tiempo, Zidian se esforzó en volverse en un cultivador correcto, en uno que pudiera dejar su pasado a un lado y volverse una mejor persona que los bastardos que fueron sus padres.

El primero, su amor por el alcohol, eso era algo de lo que no estaba orgulloso.

No había porque sentir orgullo por su propia vergüenza y fracaso, un ridículo refugio de sus errores, miedos y pérdidas, el alcohol le hacía olvidar, las miradas se entrelazaban y los rostros se confundían.

Pero las dos personas más importantes de su vida jamás volverían.

Ni su maestro, ni Yuan.

Nadie volvería.

Y eso era culpa suya.

Así que metido en aquel burdel, disfrutando y tarareando de aquella canción que seguramente haría que su maestro se avergonzara, Zidian tomó un trago de su botella disfrutando del calor del hermoso Aling Wang que estaba sentado en su regazo, tarareando aquella canción.

Hasta que por el rabillo de su ojo miró aquella figura posada contra el marco de la puerta.

Zidian escupió en el acto y enfocó su mirada.

Tan solo para encontrarse con un molesto y aburrido hombre de cabello castaño, ropas negras y ojos oscuros ligeramente tocados por un tono verde, una banda roja cubría su frente y sus túnicas parecían las de un cultivador errante busca problemas.

Nada que ver con lo que esa persona era en realidad.

El individuo no dudo en caminar hacia la mesa, su cabello castaño se ondeó suavemente, con la elegancia que le distinguía aun en la rebeldía de su ser, y con aburrimiento tomó asiento frente a él como el mimado y presumido joven amo que seguía siendo.

Digno hijo de Shen Qingqiu.

Superando el susto, Zidian reclamó.

—¡¿Qué demonios pasa contigo?!, me asustaste, creí que era tu padre—.

Por un momento el hombre le observó, su mirada fría paso por su persona tan solo para pedir una copa de licor y enfrentarlo.

—Si fuera mi padre ni siquiera estarías vivo—.

El Omega y el Emperador: Primera Parte(Fanfic XianWang MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora