CAPÍTULO 25

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En la oscuridad de la noche había un rumor que corría por el palacio rojo.

Cada mes, cuando la luna nueva gobernaba los cielos, las luciérnagas se apagaban y los grillos callaban, al punto de la media noche el mirar la silueta del emperador caminando por los pasillos, con una charola de plata seguido por sus sirvientes que traían una similar cada uno, significaba peligro.

Sin sirvientes merodeando, ni cultivadores entrenando, solo los guardias eran testigos de aquella imagen de la que era mejor escapar.

El problema no radicaba en el emperador, tan apuesto como un demonio de sangre pura, como una tentación de media noche, Wei Wuxian no era más que el mensaje de algo que, el guardián encolerizado del mismo estaba enterado.

Cada mes los patrones se repetían como si se tratara de un ritual maléfico, el guardián espiritual del emperador se emborracharía, como si la vida misma no pudiera más que mirar a uno de los inmortales legendarios volverse una imagen lamentable que fingía felicidad; el emperador esperaría pacientemente hasta el final del día, con el trabajo terminado y su espíritu tranquilo.

Y entonces la cocina era atendida a la mayor velocidad posible.

Una amplia variedad de platillos era elaborada, desde res hasta mariscos, asados, fritos o rellenos, la mejor carne de la mejor calidad; también había platillos vegetarianos, desde verduras hervidas hasta los frutos más frescos de la cosecha.

Y como un complemento los dulces más elaborados, deliciosos y hermosamente detallados como si se tratara de un premio para niños, entre ellos la mayor variedad de helados de múltiples sabores decorados con frutas frescas se volvían parte del gran banquete, que aunque nadie quería decir era obvio que ninguno de esos alimentos serían para el emperador.

El camino era directo, desde la cocina hacia el salón de las estrategias, los dieciséis sirvientes caminaban tras el emperador, como un séquito silencioso que solo era iluminado por las linternas, que ya habían sido colocadas mucho antes de su llegada, sin un solo ruido o risa, sin la mayor intención de tomar esto como un chiste, el séquito caminaría hacia el interior del edificio y a partir de ahí nadie más sabía que pasaba.

Con las puertas cerradas tras sus espaldas y con la seguridad de que nadie se atrevería a entrar, Wei Wuxian dirigió el camino hacia la maqueta del imperio, las grandes montañas, detalladas finamente por el artesano fueron iluminadas por la luz de las velas.

Y fue ahí que Wei Wuxian coloco su charola sobre la mesa en el espacio liso, se dirigió hacia la montaña de Yiling, donde su palacio brillaba sobre la misma, Wei Wuxian levanto su diestra, presionó levemente hasta que el palacio bajo y el sonido del mecanismo alertó cuando la mesa se movió y las escaleras aparecieron ante ellos.

Nadie necesitaba instrucciones para seguir el siguiente procedimiento.

La puerta secreta en el salón de las estrategias, fue algo que ya existía mucho antes de que ellos mismos levantaran el palacio.

Como uno más de los pasadizos secretos del palacio rojo, este llevaba a una cámara secreta de la que no muchos sabían y la misma que estaba conectada con uno de los poderes más importantes del emperador Wei; algunos decían que su apariencia era terrorífica, que era como el salón en donde el emperador ejercía su poder como dios en tierra humana, a escondidas de los ojos de los hombres.

Otros más sabían que, aunque la metáfora podría seguir señalándose este lugar era prohibido, intentar entrar a él sin el permiso del emperador implicaba castigo, ya sea sirviente o cultivador, no se trataba de clases, sino de una orden que aplicaba para todos, esta cámara era la más importante del palacio, el lugar en donde solo los cultivadores del séquito Long—ahora dividido en Long y Feng—tenían acceso y el mismo en donde el guardián espiritual del emperador rara vez quería ingresar.

El Omega y el Emperador: Primera Parte(Fanfic XianWang MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora