CAPÍTULO 46

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Cuando Suibian abrió los ojos lo primero que notó era algo que no sentía desde hace mucho tiempo.

Paz, una cálida paz fue lo que le recibió.

Al igual que el dulce toque del sol, las curiosas sombras posabas sobre su persona, el aroma familiar, las líneas difíciles de olvidar y un color que rigió su vida por muchos años, su color favorito.

Verde.

Verde por doquier, en los troncos del bosque de bambú, en el pasto, en las sombras, en las orugas sobre las hojas y el mismo aroma que recordaba sin importar en donde estuviera, era imposible que algo dentro de él olvidara este lugar en especial.

Sin embargo, este verde se veía extraño, era más oscuro y algo pesado, triste.

Que extraño.

De pie en medio del bosque de bambú pudo notar un camino en particular, sus pies avanzaron, el cabello castaño se ondeó ante su andar en conjunto con las túnicas blancas, los bordados en verde fueron tocados por el sol con gracia, y tras varios pasos y mover algunas hojas algo apareció ante sus ojos.

Ahí, en medio de un lindo campo verde, en medio de dos personas vestidas con ese uniforme tan reconocible yacía una persona, sentada en una silla de madera con una sombrilla cubriendo su figura y el dulce aroma de té llenando el ambiente, mientras una risa alegre y suave parecía ser el centro de atención.

Los ojos esmeraldas miraron aquella figura.

El cabello castaño, hermoso y lacio, ondeándose con la ligera brilla fue como un poema, túnicas verdes con hermosos bordados de bambú, ese dulce aroma era tan agradable, tan confortable haciendo que algo dentro de él, más de lo esperado sintiera ganas de llorar.

Porque no necesitaba enfrentar al omega para saber quién era.

Y que esas risas eran suyas.

Pero no eran las risas del hombre Luo Suibian, eran las risas...

Del pequeño bebé Luo Suibian.

―El pequeño A-Luo es tan adorable, vive rodeado de bambú, pero siempre le gusta cuando Shizun juega con una hoja de bambú frente a él, es tan lindo―.

Esa voz... era Ning Yingying.

―El pequeño maestro es tan lindo, cada día que crece es más adorable, sin duda se parece mucho a Shizun―.

Otro discípulo señaló, Suibian solo podía sentir el nudo en su garganta.

Entonces, escuchó esa hermosa voz.

―Solo es porque aún es muy pequeño, cuando el hijo de este maestro crezca se parecerá más a su padre, ¿no es así, Suibian?―.

Y como si de un llamado se tratara, Suibian vio como a su lado paso una imponente presencia.

Las túnicas negras del emperador contrastaron con los bordados plateados que la decoraban, el cabello negro como la tinta brillo con el sol, los discípulos se despidieron al notar su presencia, dejándolos solos y con dulzura, el alfa abrazó al omega quien permitió su toque, las risas del bebé aumentaron y Suibian solo pudo mirar aquella escena.

―Binghe―.

―A-Yuan, Pequeño Loto, Binghe volvió a casa―.

Algo dentro de Suibian dolía, como la agridulce sensación de poder sentir ese calor aun cuando no era el quien estaba siendo abrazado.

El Omega y el Emperador: Primera Parte(Fanfic XianWang MDZS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora