XXXIX

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Michael me abraza por detrás.

Aprieto mis ojos con fuerza cuando termina de hablar. ¿Cómo puede decir esas cosas? , ¿cómo puede mentir con tanta facilidad? tan descaradamente, tan fácil...no puedo creerlo. No sé cómo fui capaz de seguir con la farsa después de las cosas que dijo, no sé cómo no le grité y le dije de todo, supongo que estoy cansada, supongo que no tengo ganas de escuchar sus gritos. No quiero tener otro dolor de cabeza.

A pesar de mi cansancio, en mi cabeza se repite lo que él dijo, cada vez me da más rabia. Michael sigue abrazándome, no puedo moverme, no tengo la suficiente fuerza para apartarlo. Me quedo quieta, sin hacer ningún movimiento, esperando que sea él quien decida romper el contacto.

Ya había parado de llorar; por mi mente no había pasado una razón para ello, supongo que el haber mencionando a Max había hecho que mi cuerpo reaccionara por sí solo. Sentía mis ojos con restos de lágrimas, limpié lentamente y suspiré esperando a que él decidiera soltarme.

-¿Te sientes mejor, amor?- aprieto mis dientes al escucharlo llamarme así. Asiento a su pregunta- Bien...-Deja un beso en mi cuello que hace que se me erize la piel. Se separa de mi.

Me abrazo a mi misma al no sentir más su contacto, me abrazo fuerte como si eso pudiera protegerme.

Observo la puerta en silencio mientras siento como Michael se levanta de la cama. Respiro profundamente al escuchar sus pasos. Me pongo a pensar, ¿él seguirá mintiendome?

Es una estúpida pregunta, claro que lo hará, claro que seguirá manipulando toda la situación, pero ya no le voy a creer nada. Trataré de no caer en su trampa, haré todo lo posible. Tengo razones para salir, tengo a personas que quiero, quiero volver a ellos. Mi mente será fuerte y si alguna vez dudo o si alguna vez caigo, recordaré a Max, en cómo él vino para acá, en cómo trató de entrar, de que sí le importo. Michael quiere hacerme creer que él es el único, pero no es así.

Escucho sus pasos, tengo el presentimiento que se acercara a mi, sigo abrazándome. Mi vista hacia la puerta es interrumpida con el rostro de Michael quien se arrodilla frente. Me mira con sus ojos brillantes, yo lo miro con seriedad.

-No me gusta que llores, princesa...-Habla con voz suave. Eleva su mano y limpia los restos de lágrimas en mis mejillas- Quiero ver esa bella sonrisa...-pasa su mano por mis labios, delinea una sonrisa con sus dedos.

Le muestro una sonrisa de boca cerrada.

Él sonríe.

-Mejor...-susurró para sí mismo. Se acerca y da un beso en mi mejilla, no me muevo.

Se levanta aún con la sonrisa en su rostro. Me sorprendo cuando toma mi mano y hace que me levante, comienza a caminar. Lo detengo confundida.

-¿A...a donde...vamos?- Digo con voz ronca.

Se voltea y me observa.

-¿No quisieras salir?- Doy un paso hacia atrás por la impresión. Lo miro sin saber qué decir- Puedo mostrarte mi oficina y...-se acerca de vuelta a mí y susurra- pudiéramos estar ahí un rato...

No digo nada.

-¿Qué?- dice. Su sonrisa baja poco a poco- ¿Quieres estar aquí?

-¡No!- digo con alteración, al ver su cara de sorpresa carraspeo- No...-le muestro una pequeña sonrisa- Me gustaría salir contigo...

Coloca mi cabello detrás de mis orejas.

-Bien- Vuelve a tomar mi mano- Tal vez nuestro pequeño paseo te distraiga.

No puedo creer que va a dejarme salir.

Esto es perfecto para el plan.

Al estar cerca de la puerta, Michael la toca con sus nudillos y de inmediato es abierta por unos de esos hombres.

ContigoWhere stories live. Discover now