V

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El escritorio se ha vuelto mi mejor amigo.

La época de exámenes se acercan y el escritorio ha sido el que mas me ha acompañado en todo este proceso. Me he preparado bastante, ya que no quiero que mi miedo de ir a presentarlo me haga olvidar todo. Para mi incomodidad toda prueba mayor tiene que ser presentada en la Universidad.
A principio de año si asistía a la universidad pero mi miedo me había dominado y pude convencer a Max de hacer la universidad aquí. Tuvimos suerte ya que la escuela tenía la opción de hacerla online pero los exámenes no.

Yo lo sabia pero mi desesperación me hizo aceptar de inmediato, al tiempo no me importo. Porque claro, un solo día no me haría daño pero ahora que los días se acercan, mi mente no ha dejado de pensar en eso, incluso, tan preocupada he estado que Michael no ha abarcado mis pensamientos.

Al pensar en su nombre me hace detenerme y estirar mi espalda, miro al techo. Ahora es cuando me doy cuenta que no lo visito tal vez mas de una semana, la última fue cuando Emma me acompaño. Un nudo se empieza a formar en mi garganta, él no estará muy contento, pero tengo tanto que estudiar que mi cabeza no tiene mucho espacio en estos momentos.

Tal vez la visitas se acabaron, tal vez la última es realmente la última, por más que siente la necesidad de visitarle, más es la culpa que me embarga cada vez que le veo la cara a Max. Nuestra relación ha estado mejor que nunca y no quiero dañarle.

Probablemente a Michael no le agrade mi decisión, pero si me ama tanto como él dice, sé que entenderá. Si quiere que esté feliz, entenderá. Tal vez no reaccione de la mejor manera pero espero que con el tiempo pueda perdonarme.

Me enderezo y mi vista vuelve a los libros. No puedo dejar que mis pensamientos se vayan más allá.

No puedo pensar en eso ahora.

El sonido de la puerta hace que me de un pequeño susto. Volteo para ver quién entra por la puerta.

Frunzo mi ceño.

-¿Qué haces aquí?

-¿Qué clase de pregunta es esa?- dice riendo.

-Es que es muy temprano...oh.- al ver el reloj me di cuenta que en realidad eran las ocho de la noche. Estuve estudiando toda la tarde y no me había dado cuenta.

Max camina hasta mi cama y se sienta en ella. Volteo la silla para que quedemos frente a frente y le sonrío. Mis sonrisas han sido más sinceras.

Me gusta sonreír de verdad.

-Te vine a decir que la cena ya está lista.- lo miro sorprendida.

-¡No!- Max me miró extrañado.- se supone que tenía que ayudar con la cena.- vuelve a reír. Él también ha estado muy sonriente.

-Emma sabe que estas estudiando, tal vez no te quiso interrumpir.- asiento. Me levante de la silla dispuesta a salir para cenar, pero Max seguía sentado.- Aisa.

Lo miro.

Cada vez que veo su rostro, un miedo se instala en mi estómago. La preocupación siempre me atormenta pensando que algún día cuando se dirija a mi, sea con odio.

-Estoy orgulloso de ti.

El nudo en mi garganta aumenta.

ContigoWhere stories live. Discover now