XLIX

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En mi mente, solo puede repetirse las palabras que Michael me dijo.

O lo que yo creo que dijo.

No estoy muy clara en lo que exactamente me ha dicho, en las pasadas horas mi mente ha creado tantos escenarios que no sé cual de todos serán verdaderos, y si en verdad son memorias o mi simple imaginación.

Cada palabra, cada caricia, cada amenaza pasan por mi mente. Pensé que al estar sedada, mi mente me llevaría a una escapatoria, pero en realidad me está atormentando con mi realidad.

Mi cabeza duele. Creo que me encuentro acostada. Lo que sea que me dió Michael, es más fuerte de lo que antes me ha dado. Siento mi cuerpo pesado, muy pesado, mover mis brazos se sienten como una tortura, como si tuviera cadenas. Tal vez si estoy encadenada, la verdad es que no he podido abrir mis ojos y ver donde estoy.

A pesar de mi tormento, la pesadez en mi cuerpo me brinda cierta tranquilidad. La droga hace que no me sienta ansiosa físicamente a pesar de que mi mente está fuera de control.

Es extraño.

Y aunque mi mente está fuera de control, no está en su límite, no estoy al punto de tener un ataque o algo, solo estoy pensando. Es extraño y no tan horrible, pero igual siento el control escapando de mi y el desastre apoderándose.

Siento un agarre en mi mano, que por más que quiero apartarlo, no puedo hacerlo.

De repente, soy capaz de abrir mis ojos.

El techo se ve borroso, abro y cierro mis ojos varias veces, tardo mucho en enfocar mi vista.

Parpadeo unas cuantas veces más y hago una mueca. Mi cuerpo se siente más pesado ahora que estoy consciente.

-Aisa- Cierro mis ojos por un momento al escucharlo. Es él quien sostiene mi mano- Que bueno que despertaste...pensaba que me había excedido con la dosis-susurra lo último. Vuelvo a abrir los ojos, abro mi boca para decir algo pero nada sale de mis labios. Michael da toquecitos en mi mano- Si, va a tardar un poco para que puedas hablar, solo descansa.

Siento como se levanta de la cama y suelta mi mano. Mi respiración se acelera cuando veo que se acerca a mi rostro, me tranquilizo un poco cuando lo único que hace es dejar un beso en mi frente.

-Te amo...-murmura.

Escucho sus pasos alejarse y cómo al final, cierra la puerta.

Vuelvo a cerrar mis ojos, con la esperanza de caer de nuevo en la inconsciencia.

...























Tantas cosas por hacer.

Suspiro mientras veo la pantalla de la computadora con atención, no quiero cometer ni un error.

Michael confía en mí, no puedo decepcionarlo.

Llevo horas leyendo y leyendo todo sobre este lugar y cómo manejarlo, a pesar que a veces es demasiado, me sirve para distraerme, para olvidar que él está lejos con ella, y yo estoy aquí.

Paso una mano por mi frente, mi cabeza duele, pero no puedo parar, tengo que terminar de leer toda la información. Quiero ser capaz de hacer un buen trabajo, que él se sienta orgulloso.

Él confía lo suficientemente en mi como para dejarme en cargo del lugar, si él regresa o llama, quiero hablarle con seguridad, quiero que se de cuenta de lo dedicada que soy, que hago todo por él, lo que sea.

Por mi mente pasan imágenes que me hacen daño. Me imagino a Michael y a Aisa juntos, en ese lugar lejano, los dos, solos. Mi pecho comienza a doler cuando pienso en lo feliz que debe de estar Michael, en mis más locos sueños me imagino que yo estoy con él, lo feliz que yo lo haría. Pero él prefería luchar por el amor de Aisa, el amor que nunca obtendrá. No sé por qué él sigue luchando, sigue dando todo por ella cuando es obvio que Aisa nunca lo amará, o al menos no lo querrá de la manera que yo lo quiero.

ContigoWhere stories live. Discover now