LVII

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Pueden que con este capítulo desarrollen uno de los siguiente sentimientos: amor puro con satisfacción o rabia absoluta.

Lxs leer en los comentarios.

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-¡Responde maldita sea!- grita el joven oficial golpeando la mesa. No me inmuto para nada por su rabieta.

Una sonrisa quiere asomarse en mi rostro, pero sé que no me traería nada bueno hacerlo. Sin embargo, no puedo controlar mi mirada de burla, lo que hace que el oficial pierda la poca paciencia que le quedaba y se acerque a mi con la intención de atacarme. El agente que me entrevistó las primera dos veces en la cárcel, y que ahora solo me observa. Se levantó y colocó su mano en el hombro del oficial.

-Creo que es momento de tomar un descanso- el oficial se me queda mirando con ojos llenos de furia y frustración, no puedo evitar formar una pequeña sonrisa cerrada. Veo como el joven oficial aprieta su mandíbula. El agente hace mucho que estaba esperando en la puerta.

Al final el oficial suelta un suspiro de frustración y se voltea para seguir a su jefe.

La puerta metálica se cierra con fuerza.

Respiro hondo.

Miro mis manos que se encuentran encadenadas por encima de la mesa. Maldigo una y otra vez por estar en este lugar, por haberme dejado atrapar tan fácil. Debí haber prestado atención a mis sentidos, debí haber pensado solo en miñ ni siquiera sé por qué he dejado que Michael se haya metido en mi piel...nunca había tenido un amigo, pero mira las consecuencias que trajo esta amistad.

De todas formas no hay que yo pueda hacer, solo me queda esperar y mantener la boca cerrada, esperar a que uno de los policías o quien sea que esté del lado de Michael me saque de aquí.

Solo me queda esperar.

Si me hubiera ido un dia antes...

Muevo mis mnaos con desespero, tenerlas por tanto tiempo encadenadas me esta volviendo loco.

Espero que alguien me saqué de aquí pronot porque no aguntaria doce horas mas o cuantas sean hasta que les de la gana de ponerme en una celda.

Coloco mi frente el orilla de la mesa y cierro mis ojos por un momento, tratando de descansar aunque sea por unos instantes y tener la energia suficiente para solo sonreir y evitar preguntas.

Escucho como la puerta de metal es abierta y en la misma posición decido hablar.

-Espero que esta vez si me haya traido comida, oficial. Con un estómago vacio, es más dificl repsonder a sus preguntas.

-Esteban.

Esa voz.

Levanto mi cabeza y la veo.

Abro y cierro mis ojos, no confiando en mí mismo, tal vez es otra alucinación, pero se ve tan diferente a las anteriores.

-Elizabeth.

Se abraza a sí misma cuando digo su nombre, como todas las veces que la llamaba, ella trataba de protegerse. No puedo creerlo, es real y está frente a mí, después de todo este tiempo, después de todo el drama, después que nos separaran.

-¿Qué...qué haces aquí?- logro preguntar. Mis manos pican, tanto tiempo sin tocarla, sin sentirla- Tenía mucho tiempo que no te veía, hermanita.

Elizabeth se abraza aún con más fuerza y mira un momento hacia la puerta, insegura. Quiero levantarme de la silla y acercarme a ella. Casi quiero reírme de la ironía, antes ella no tenía escapatoria ante mí y ahora yo soy prisionero.

ContigoWhere stories live. Discover now