XLI

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Me encuentro dormida.

Siento como abrazo mi peluche favorito de la infancia.

Me encuentro en mi cama, se siente tan cómoda. Mis ojos quieren abrirse, pero el sueño es tan grande y me siento tan agusto, la sensación de estar en casa es tan abrumadora, en el buen sentido.

-...Aisa- Escucho una voz, es como un susurro, pero se siente tan molesta. Suelto un gruñido y muevo mi cuerpo al lado contrario de donde proviene la voz- ¡Aisa!

El grito hace que me abra mis ojos y me siente de sopetón en la cama.

-¡¿Qué ocurre?! - pregunto alarmada. Paso una mano por mis ojos y al lograr abrirlos observo a la persona que interrumpió mi sueño.

Max.

-Es tarde, hermana. Tienes que levantarte- Lo observo. Está a mi lado. Max está aquí- Mamá está haciendo waffles.

-¿Mamá? - no evito preguntar. Mamá está muerta, ella no puede estar aquí...

-¡El desayuno está listo!

Mamá.

Es su voz.

Sin prestarle atención a Max, me levanto con una energía en mi cuerpo que hace mucho no sentía. Siento el frío suelo mientras camino con rapidez hasta la cocina. Estoy sorprendida porque baje tan rapido las escaleras y ni siquiera tambalee.

Al llegar a la cocina con mi respiración acelerada, unas ganas de llorar me invaden.

-Mamá...

Mis pies se mueven por sí solos y corro hacia ella.

La abrazo con todas mis fuerzas.

Mamá suelta un exclamación de sorpresa.

Escucho los pasos de Max llegar a la cocina pero toda mi atención está en mamá. Pequeñas lágrimas bajan por mis mejillas.

-¿Qué le sucede a Aisa?- dice mamá riendo. Se le escucha tan feliz, como cuando papá estaba vivo.

-Ni idea- contesta Max- Está rara desde que se despertó.

-Ya ya- Dice mamá tocando mi cabello. Suelto un pequeño sollozo. Se siente tan reconfortante poder abrazarla de nuevo- Ya el desayuno debe estar frío.

Me separo de ella sin querer hacerlo en realidad, restriego mis ojos para quitar las lágrimas. Al verla nuevamente, mi mente repetía una y otra vez que era imposible, era imposible que ella estuviera aquí, con nosotros, feliz. Todo era como en los viejos tiempos.

Nos sentamos en el comedor para desayunar. Max y mamá reían, yo solo podía observar. Por un momento pensé que papá también estaría aquí, pero al darle un recorrido visual al lugar, pude darme cuenta que sus cosas no estaban.

-Aisa...-Mis ojos pasan a Max, lo miro un poco perdida- ¿Estás emocionada por la fiesta?

-¿Fiesta?

Max ríe y niega con su cabeza.

-¿No te acuerdas?- niego. Max continua- Hoy es la fiesta de aniversario de la empresa...-trago grueso- Tú y mamá están invitadas de nuevo...- Una sensación incómoda se esparce por mi pecho- Hace años fuiste a una...

-Si, ya me acuerdo- Asiento nerviosa- La fiesta de hoy...tu jefe...el señor Evans.

-Ese mismo- Aprieto mi mandíbula, tengo un mal presentimiento.

ContigoWhere stories live. Discover now