LII

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Nos encontramos en la sala. Sus manos en mi cintura, las mías en sus hombres, bailamos al compás de la lenta música. No tuve mucha opción, él quería que ese fuera su regalo de cumpleaños, ¿cómo puedo decirle que no? No tengo escapatoria.

Mi cuerpo da espasmos de vez en cuando, me siento helada a pesar que la chimenea está encendida. El largo vestido que Michale me obligo a usar después de hacer el pastel cubre mis piernas, pero mis brazos están desnudos y me siento expuesta frente a él, indefensa.

Nos encontramos pegados uno al otro, mi cabeza reposa en su hombro sin alternativa, él creo que mira al frente. De vez en cuando deja un beso en mi hombro, haciendo que mi piel se erize.

-El mejor cumpleaños de mi vida- dice él en voz baja. Su voz suena profunda y baja, da miedo, no sé por qué- Mi madre solía celebrar mi cumpleaños cuando era pequeño, pero luego se fué...no volví a celebrarlo.

-Eso debió haber sido duro...-murmuro sin saber qué más decir. Después de terminar el pastel y antes de que me pusiera el largo vestido color vino, me exigió que tenía que responderle cuando hablara, que no quería que siguiera callada. Luego volvió a mostrarme el arma.

Por más que no quiera hablar con él, prefiero eso a que me pegue un tiro.

-Si lo fue, princesa- Responde- Alexis trató de ayudar pero nunca se sintió correcto...hasta ahora- vuelve a dejar un beso en mi hombro.

-Que...que bueno que te sientes mejor-digo por fin. Me da miedo solo quedarme callada y que se enoje.

-Te amo, princesa.

Cierro mis ojos con fuerza al escucharlo. Es astuto, quiere que le responda, no puedo hacerlo.

-Yo...-Mi barbilla tiembla. Michael deja otro beso- Yo...también.

-Eres lo mejor que he tenido en mi vida- Otro beso- Nadie puede compararse contigo...-sus besos suben por mi cuello. Trago grueso.

-Gracias...-contesto con voz temblorosa. Aprieto sus hombros al sentir que se pega aún más a mi.

-Tendremos la mejor vida del mundo, tú y yo- Sus besos suben a mi mejilla y vuelven a mi cuello y hombro. Mis ojos se llenan de lágrimas- Tú y yo...

Sus manos bajan y suben con lentitud por mi espalda, mi cuerpo comienza a temblar de seguidamente, aprieto sus hombros con un poco de más fuerza.

-Michael...-susurro su nombre. No se detiene.- Michael...no me lastimes...

Sus caricias no se detienen, deja de besarme por un momento.

-No lo haré.

...























Tenía mucho tiempo que no sentía tanta tranquilidad, bueno, no siento tranquilidad absoluta pero sí me siento un poco más relajado.

Estar tomados de la mano mientras caminamos me hace sentir fuerza y tranquilidad.

Decidimos caminar un poco por uno de los parques de la ciudad, para despejarnos, para slir un poco de la energía negativa y tensa que rodeaba la casa.

Acaricio lentamente sus dedos y la observo.

Me siento muy afortunado que Emma esté conmigo.

No sé qué hubiera sido de mi sin ella apoyándome y aconsejándome.

Creo que hubiera terminado al borde de la locura.

Y a pesar que nunca dejo de pensar en Aisa, nunca dejo de preocuparme, tener a Emma me ayuda a calmarme cuando lo necesito.

ContigoWhere stories live. Discover now