VIII. Tsunami

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑨𝒅𝒉𝒂𝒓𝒂:

- El partido acaba de ser suspendido - Gritó por el megáfono McGonagall, dirigiéndose al estadio abarrotado. Hubo gritos y silbidos. Yo estaba cerca de la profesora así que vi llegar a Oliver, con aspecto desolado, aterrizando y corriendo hacia donde estaba la profesora McGonagall, sin desmontar de la escoba.

- ¡Pero profesora! - Gritó como si de eso dependiera su vida - ¡No puede cancelar el Quidditch! Tenemos que jugar... la Copa... Gryffindor... - La profesora McGonagall no le hizo caso y continuó gritando por el megáfono:

- Todos los estudiantes tienen que volver a sus respectivas salas comunes, donde les informarán lo que sucede los jefes de sus casas. ¡Id lo más deprisa que podáis, por favor! - Miré a Oliver quien parecía estar a punto de llorar, todo su esfuerzo entrenando había sido en vano.

Estas ultimas semanas no estuvimos mucho tiempo juntos, él practicaba en el campo o tenía cosas que hacer mientras que yo me entretenía leyendo o pasando el rato con Camila y Allison, quienes seguían discutiendo en cada conversación que teníamos. A pesar de todo, él se bajó de su escoba cerca de los vestidores y fui corriendo a abrazarlo, al cubrirlo con mis brazos y esconder mi cabeza en su pecho, él correspondió colocando sus manos en mi espalda y suspirando fuertemente en mi nuca. Nos separamos y lo miré por un momento, a pesar de que la gente corría a nuestro alrededor yo solo me podía fijar en los rasgos de su cara y su cabello desordenado. Oliver me sonrió antes de que los prefectos nos separaran y nos llevaran a nuestras salas comunes.

Cuando llegué, me junté con los demás para escuchar al profesor Snape decir las nuevas reglas debido a los ataques recientes. A nadie se le veía preocupado ya que casi nadie en Slytherin es mestizo o tiene "sangre impura". Malditos clasistas de sangre...

- Ojala se lleven a todos los sangre sucia fuera de Hogwarts - Escuché decir al niño Malfoy una vez que Snape se fue.

- Cierra la boca, niño estúpido - Lo empujé con una mano en su frente corriéndolo de mi camino y yendo a mi habitación. Camila y Allison no estaban cuando Snape dio su discurso así que supuse que las encontraría en nuestro cuarto.

Al llegar abrí la puerta y mis ojos se extendieron como platos, mi boca se había abierto tanto que llegaba hasta el piso. Sobre el sofá oscuro cerca de la ventana, Camila besaba a Allison de forma apasionada y al escuchar el sonido de la puerta se separaron toscamente, mirándome sonrojadas y bajando la cabeza.

- No... me lo puedo... creer - Dije lentamente.

- Todo tiene una explicación - Intentó hablar Camila pero la interrumpí.

- ¡¿POR QUÉ NO ME DIJERON NADA?! - Grité con una sonrisa de oreja a oreja - Con razón se peleaban todo el tiempo, los que se pelean se aman ¿No? - Camila miró a Allison esbozando una sonrisa - Quiero que me cuenten todo, ¿Desde cuando? ¿Por qué? ¿Cómo? ¿Tuvieron relaciones? - Ambas soltaron una carcajada a lo que yo solo sonreí aún más.


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Me levanté de mi lugar dejando a Camila y a Allison comiendo tranquilamente. Salí del Gran Comedor dirigiéndome al patio de la torre del reloj, no había mucho tiempo gracias a las nuevas normas pero necesitaba tomar algo de aire, una semana enterrada en las mazmorras no es algo que se disfrute. Al llegar noté que había mas gente de la que me imaginaba sin embargo me apoyé en una columna sintiendo el viento y sonriendo mientras miraba las nubes en el cielo. A pesar de que estábamos separados por el problema de las salas comunes, Oliver parecía estar mas atento conmigo, me buscaba en el comedor o me mandaba cartas a través de algunos chicos de primer año.

- Adhara, ¿Tienes un minuto? - Giré mi cabeza encontrándome con Millie McBeck.

- Eh, sí - Dije algo insegura y desconfiada. La acompañé hasta un lateral sin gente y la miré esperando a que hablara.

- Quería pedirte disculpas, ya sabes, por lo de Oliver - La miré confundida ¿De qué hablaba? - No había dicho nada antes por él, pero ya paso algún tiempo así que supongo que te lo contó - Intenté recordar cada cosa que él me dijo sobre McBeck, mi corazón comenzó a acelerarse.

- ¡Ah! - Dije respirando y tratando de calmarme - No me importa que seas la ex, ya quedó en el pasado y no estoy celosa si eso es lo que crees - Recuerdo que me lo dijo hace unos días mientras charlábamos en la sala abandonada del segundo piso, pero ella negó con la cabeza.

- Hablo del beso, Adhara - Fruncí el ceño sin entender a lo que se refería - ¿No te contó nada? Nos dimos un beso en la fiesta después de el primer partido de Quidditch. Yo no sabía que él tenia novia e iba a pedirte disculpas pero me pidió que yo no dijera nada, para que él mismo te lo contara - Mis ojos comenzaron a humedecerse, salí de mi shock momentáneo y sin decir nada caminé hacia la sala común de Gryffindor.

Lo que sentí en ese momento es inexplicable. No solo me lo ocultó, si no que me mintió en mi cara y tuvo el descaro de pedir que todo se mantuviese en secreto. Con razón me evitó las primeras semanas, no podía mirarme a los ojos para decirme la verdad. La furia, el dolor, la traición, todo pasó por mí como un tsunami que estaba apunto de comerse el mundo entero.

Tuve la suerte o la desgracia de encontrarlo a pocos pasos de la escalera que lo llevaría a su sala común. Caminaba junto a Mateo y a los gemelos Weasley, estos últimos dos parecían estar inundando a Oliver con preguntas. Me acerqué y puse mi mano en su hombro girándolo toscamente para que me mirara. Su sonrisa divertida se desvaneció al cruzarse con mis mejillas rojas y mi mirada furiosa.

- ¿Es verdad? - Le dije en tono bajo y respirando con dificultad.

- ¿Qué te paso? ¿De qué hablas? - Intentó apoyar sus dedos en mi mejilla pero lo corrí al instante.

- ¿Es verdad que te besaste con Millie McBeck y no me dijiste nada? - Me miró sorprendido y en silencio - Entonces es verdad... - Di unos pasos hacia atrás, el dio un paso hacia delante negando con la cabeza.

- Por favor, déjame expli... - No pudo terminar la frase ya que no dude en darle una cachetada tan fuerte que mi mano se marcó en su rostro con un leve enrojecimiento.

- Vete a la mierda, Wood - Dije casi en un susurro. Caminé a paso firme en dirección a las escaleras y baje hacia las mazmorras. Nadie me siguió.

Al entrar en mi habitación y no encontrarme con nadie me tiré sobre mi cama y abracé a una almohada. Una vez sola y en silencio me permití llorar mientras mi corazon se iba rompiendo pedazo a pedazo.

𝐀𝐧𝐲𝐰𝐚𝐲 │Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora