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Namjoon respondió al mensaje de Jimin aprovechando su muy pequeño descanso, algo confundido cuando leyó la propuesta de invitar al ya no ex-amigo de Taehyung a cenar con ellos el fin de semana, pero no le vio ningún problema y se lo dijo a Jimin, recibiendo un sticker feliz antes de guardar su teléfono.

Acomodó con un poco de incomodidad el pequeño corbatín de su uniforme, y se observó en el espejo de aquel baño con bastante inconformidad en su aspecto, porque no estaba a usar esa vestimenta en el trabajo, y tampoco le gustaba mucho.

— Muchas gracias por cubrirme, Namjoon. — su compañero de trabajo habló. — Sé que estamos cortos de personal, pero...

— ¿Por qué siquiera sigues aquí? — lo interrumpió. — Tu esposa está a punto de dar a luz. Apresúrate o vas a perdértelo.

— Seguramente me desmaye, pero... sí. — balbuceó, guardando sus cosas en un bolso. — Gracias de nuevo, te debo una.

En cuanto lo vio salir del baño a los tropezones luego de guardar sus cosas, Namjoon se tomó un par de segundos para mirarse, y luego finalmente salió en dirección a la cocina, donde todo era un caos, pero al menos en un buen sentido.

No perdió más tiempo y tomó una de las bandejas que tenía copas de champaña. Se tomó un segundo para poner su mejor expresión de serenidad y profesionalismo, y finalmente cruzó las puertas en dirección a aquel gran salón repleto de personas vestidas demasiado galantemente para tratarse de una fiesta de cumpleaños.

Aun así, su prioridad fue no hacer contacto visual con los invitados. Simplemente se acercó ofreciendo copas llenas y recibiendo copas vacías, regresando a la cocina un par de veces, dejando una bandeja para tomar otra y volviendo a salir. Todo eso durante al menos una hora o quizás una hora y media.

Su segunda prioridad fue tratar de no prestar demasiada atención a las conversaciones, para luego no tener que pasar horas pensando en los desenlaces de los chismes que llegaban a sus oídos. No le gustaba estar siempre pendiente de las conversaciones ajenas, pero a veces no podía contenerse.

— ¿El hijo mayor de Sooyeon vino a la fiesta? — oyó sin quere a una mujer de voz algo chillona. — Siempre escuché que la relación entre ambos era muy mala.

— Igual yo, sólo conozco formalmente al menor, pero he visto a su otro hijo. Los muchachos no se parecen en nada...

— Son de distintos padres, ¿qué esperabas? Sooyeon no esperó mucho luego del divorcio para encontrar otro esposo.

Namjoon terminó de dejar los platos oyendo eso de un pequeño grupo de señoras chismosas, y reconoció el nombre "Sooyeon" porque obviamente debía tratarse de Kim Sooyeon, la mujer que cumplía años ese día. Todo ese evento era para ella, aunque más que una fiesta de cumpleaños, parecía la recepción de una boda, pero él no era quien para juzgar esa parte.

Sólo debía hacer su trabajo lo mejor posible, y recibir su paga al finalizar la noche.

Cruzó el salón con la bandeja totalmente vacía en mano y sus ojos observaron vagamente la larga mesa donde se exhibían los platos dulces y postres, y también aquella fuente de chocolate que algunas personas admiraban como si fuera un tesoro nacional.

Se sintió quizás un poco orgulloso de eso.

— ¡Dame mis lentes, no tienes cinco años!

Justo cuando escuchó eso, sintió un cuerpo chocar contra el suyo, y por reflejo su mano libre atrapó los lentes que resbalaron de las manos del invitado, un chico de cabello rojo y brillante que lo miró con sorpresa y algo de culpa.

— Lo lamento. No vi por donde iba.

— No se preocupe. — por fortuna, la bandeja no tenía nada, y él contaba con bastante equilibrio.

𝐕𝐈𝐄𝐍𝐍𝐀 ➻ «ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ»Where stories live. Discover now