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La oficina de la sección de moda de LY estaba bastante ajetreada ese día, y no era de extrañarse considerando que las siguientes semanas eran cruciales para el futuro de todos los empleados allí, por lo cual, cada persona que debiera estar haciendo algo, lo estaba para cuando llegaron las ocho de la mañana, paseando de aquí a allá, con planos, ideas, carpetas y papeles.

Jaein estaba ordenando la agenda de su jefe, leyendo entre dientes y con un tic en la pierna por los nervios, cuando tuvo la sensación de que el todo el mundo comenzó a funcionar más lento, y alzó la cabeza distraídamente, viendo entonces como el noventa por ciento de la atención de la oficina estaba posada en el recién llegado Jungkook.

Además de estar vestido de una manera que resaltaran todos sus puntos fuertes, caminaba con una extraña seguridad en dirección a su oficina, con la cabeza en alto y un portafolios bajo el brazo, pero, en realidad, lo más llamativo era su expresión.

Era una mirada de dureza, casi idéntica a la que había tenido durante meses desde que empezó a trabajar para él, y Jaein pensó que quizás finalmente había decidido dejar atrás su fachada de las últimas semanas y regresado a ser el mayor terror de toda la sección de moda de LY.

Por lo cual, cuando Jungkook se detuvo junto a ella, le dio un poco de miedo al recordar los eventos del viernes anterior.

— Buenos días. — murmuró, torpemente tomando un manojo de notas para extenderlo en su dirección. — Aquí están sus mensajes, y la señora Choi llamó. La cita para conocer al modelo y hacer las pruebas del vestuario está confirmada a la una.

Jungkook tomó y revisó las notas, asintiendo con la cabeza sin decir nada, antes de mirarla.

— Ven a mi oficina.

Jaein sintió un ligero terror al recordar el gran golpe con el que casi le había atravesado la cara el viernes anterior, y sintió que entrar a la oficina podría ser su completa sentencia de muerte.

— Disculpe, pero, — hizo un buen trabajo en que su voz no vacilara. Tal vez podría escapar. — estoy algo ocupada ahora, y tengo que ordenar...

— Jaein. — interrumpió, sin alzar la voz, pero con la suficiente firmeza para que más de una persona fijara su atención en ellos. — Mi oficina. Ahora.

No espero respuesta y dio media vuelta para irse, y Jaein tardó algunos segundos en seguirlo, bajo las miradas de pésame de varias personas, y entrar no fue el problema realmente, sino cerrar la puerta tras de sí y quedar ante la poderosa presencia de su jefe, quien se sentó en su enorme silla y le hizo un gesto vago hacia la silla frente a su escritorio.

Jaein suspiró profundo, y tomó asiento apenas haciendo contacto visual. Quería ser fuerte, seguía molesta, indignada y un montón de otras cosas, pero Jungkook siempre había tenido un enorme poder sobre las personas. Cielos, incluso podría hacer temblar de miedo y suplicar por perdón al mayor enemigo del mundo entero.

Finalmente, Jungkook suspiró, viendo frente él algo que parecía más un perrito asustado que su asistente y amiga.

— Por favor, deja de mirarme así. — pidió, desconcertándola un poco. — No voy a apuñalarte o algo por el estilo.

— Lo siento, señor. — musitó.

— Y no te disculpes. No tienes que hacer eso, yo tengo qué.

Jaein lo miró, entendiendo que realmente iban a hablar del asunto del viernes, allí, en la oficina: — No es a mí a quien debe...

— Sí lo es. — interrumpió. — Y a medio mundo, pero tú eres la segunda en mi lista. — suspiró, reposando la espalda en su silla, y tamborileando los dedos sobre el escritorio. — ¿Tenemos algún compromiso ahora? Una reunión o algo.

𝐕𝐈𝐄𝐍𝐍𝐀 ➻ «ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ»حيث تعيش القصص. اكتشف الآن