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Jungkook no estaba de humor ese martes en la mañana.

Jaein había llegado treinta minutos tarde ese día y no fue regañada por ello, pero tenía el suficiente tiempo de experiencia como asistente para notar los gestos más pequeños, e incluso si su jefe se estaba esforzando en grande para no dejar salir su mal humor, había una cierta familiaridad en su expresión de contenida irritación que no pudo pasar por alto.

Todo aquello de entablar amistad con un jefe con el que había tenido pesadillas durante los meses pasados era algo con lo que daba pasos pequeños, y bien sí, habían salido a beber y hasta habían bailado juntos, pero en ese momento, con ese obvio mal humor, estaba un poco preocupada de quizás presionar un botón incorrecto.

A su vez, quería hacer o decir algo para hacerlo sentir mejor, sin importar cual fuera la razón de por qué parecía tan decaído.

— Sus... Tus padres llegan a Busan este sábado. — comentó mientras dejaba el café en su escritorio. Jungkook detuvo su escribir por un momento, pero luego volvió a ello. — ¿Te gustaría que les deje un mensaje para que te llamen en cuanto estén en casa?

Jungkook se tardó unos segundos en responder. — No, pero gracias, Jaein. Te avisaré si necesito algo.

Ella asintió, tomando la clara señal de que él no quería compañía en ese momento, y salió de su oficina con un suspiro enorme, llegando a sentarse en su escritorio justo cuando oyó un pequeño "ding" a lo lejos, y vio a Hoseok llegar a la oficina, saludando a varias personas, sonriente como siempre y con una bolsa en mano.

— Buenos... ¿días? — dudó el pelirrojo al llegar con ella y ver su expresión. — Cielos, ni siquiera comenzamos el día y ya pareciera que quieres romper una ventana para lanzarte al vacío. ¿Qué sucede?

— Algo le pasa a Jungkook.

— ¿Algo como...?

— No tengo idea, y no, no te recomiendo que entres a verlo ahora. — lo interrumpió al notar su intención. — ¿Hay alguna cosa importante que yo no sepa? Porque en lo que respecta al trabajo, debería saberlo todo.

— No lo creo. — frunció ligeramente el entrecejo. — ¿Le preguntaste?

— No realmente. — hizo una ligera mueca, y Hoseok pensó algunos segundos, antes de volver a hablar.

— Te diré qué. Salgamos todos a almorzar juntos hoy. — sonrió levemente. — Quizás no podamos sacarle los detalles, pero podría servir para animarlo.

— Almuerzo... — murmuró, revisando el itinerario en la computadora. — Sí, almuerzo está bien. Te veré allí.

— Bien. Ah, y esto es para ti. — dijo, entregándole la bolsa que llevaba.

Jaein la tomó confundida, y revisó el interior: — ¿Donas?

— Glaseadas, y espero que no dejes ni una.

— ¿Estás tratando de engordarme? — inquirió, viéndolo resoplar.

— Intento que comas más, en realidad. No creas que no noté que comes muy poco, o directamente te saltas tus comidas últimamente. — respondió con un muy ligero tono de severidad, pero sin dejar de sonreír. — Recuerda que te necesitamos completamente funcional, asistente estrella.

— Lo intentaré... — suspiró, viéndolo asentir, y Hoseok sonrió antes de comenzar a alejarse en dirección a su propia oficina. — ¿Cómo resultó tu cita, por cierto?

— Bastante bien. Si quieres te contaré los detalles oscuros luego. — respondió con una risa.

Jaein también se rio, y suspiró profundamente cuando volvió la vista a la puerta de la oficina de su jefe, preguntándose si realmente habría algo que podría hacer para ayudarlo, pero sin conocer la causa, era muy improbable que pudiera.

𝐕𝐈𝐄𝐍𝐍𝐀 ➻ «ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ»Where stories live. Discover now