Capítulo 1

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Estaba atrasada con la entrega de mi ultimo cuadro, sé que dije que dejaría de hacer entregas especiales cuando debo terminar de afinar los últimos detalles de mi exposición, aún no elijo el color de las carpetas sobre las mesas de coctel, tengo a mi equipo esperando hace una hora para decirles si las quiero color mierda, color oro, o color vino, todo lo demás es de colores cremas y pasteles, no me gusta ninguna de las tres opciones para carpeta, pero ya es demasiado tarde para cambiar de opinión ¿Cómo lo puedo hacer?

Parecía una completa loca corriendo por las calles de Nueva York con mi jardinera manchada de pintura y el cabello desorganizado en un chongo, eran las diez de la noche, un viernes cualquiera, todo el mundo se preparaba para ir de fiesta, pero yo no, yo debía ir con mi equipo para dejar todo completamente listo para mañana, será mi gran día.

Mis exposiciones siempre me dejan un buen montón de dinero, y mamá decía que cómo artista me moriría de hambre...

¿Quién se ríe ahora madre?

— Arizona, necesito que elijas el color de las carpetas ahora.

— Arizona ¿Quieres cupcakes o mini sándwich?

— ¿Las pinturas las quieres organizadas según tamaño, nombre o gama de colores?

Al verme, todo el mundo se acercó a bombardearme con sus muchas preguntas, estaba comenzando a volverme loca, el trabajo en exceso y la hora comenzaban a pasarme la cuenta.

— Carpetas doradas, quiero ambos Rosita, la gente come mucho en las exposiciones, Rodrigo, ordena las pinturas por gama de colores, todo se ve mucho más armónico ¿Dónde está mi asistente? Ella debería coordinar estos detalles.

Rascándome la mejilla, la pintura seca comenzaba a picar.

— María colapsó y se desmayó, la enviamos a casa a descansar para mañana.

Golpee mi cabeza con la pared tras de mí.

— Pobre María... y yo reventándole el móvil a llamadas — me quité los lentes, masajeando mis parpados— Bien chicos, tenemos un par de horas, pongámonos manos a la acción.

Estirando mi espalda hasta hacer tronar mis huesos, puse los lentes sobre mi cabeza y comencé a ayudar a mi equipo, montando todo lo más rápido posible, todos queríamos ir a descansar, más bien, lo necesitábamos, si estábamos muriendo del cansancio joder.

**

Terminamos de montar todo casi a las dos de la mañana, los guardias se quedaron para vigilar el lugar, me despedí de todos, tomé mi bolso y me dispuse a caminar a casa, quedaba cerca y definitivamente ahora sí que necesitaba un baño, tenía la pintura tan pegada que me dejaba la piel tirante, tendría que bañarme en mil litros de crema para tener una piel visiblemente decente para las cámaras mañana.

En medio de mi caminata, estiré mis huesos, escuchando el placentero sonido del tronar de estos, las calles estaban prácticamente vacías, por donde vivía, no había pubs, discotecas o clubes de ningún tipo, era un barrio tranquilo, por lo que no transitaba mucha gente a estas horas, todos estaban durmiendo, por eso me llamó la atención escuchar quejidos provenientes del callejón.

— ¿Hay alguien ahí?

Caminando a paso firme por este, luego otro quejido un poco más cerca, definitivamente había alguien por aquí y no se encontraba muy bien.

— Mierda... ¿Qué le sucedió?

Viendo al sujeto tirado en el piso junto a un gran contenedor de basura, su camisa blanca estaba completamente empapada en sangre, tenía el rostro muy lastimado, sudaba demasiado. Acerqué mi mano hacia él, y para su mala suerte, hervía en fiebre, no podía dejarlo tirado aquí.

Despiadado.Où les histoires vivent. Découvrez maintenant