Una semana después.
Cuando me despertaron, aún era de noche en el exterior, Alexei estaba sentado en el borde de la cama, completamente vestido, como si fuera a salir.
— ¿Qué demonios haces en mi cuarto? Creí haber dejado cerrado.
Volteando para observarlo, frotando mis ojos.
— Tengo la llave — se encogió de hombros— Hoy puedes dormir hasta tarde, me iré a un viaje de negocios así que compórtate, desayuna a la hora que quieras, sal a hacer tus pinturas, pero no molestes a mis perros, ellos tienen trabajo que hacer, y Luka tiene que encargarse de que todo funcione como corresponde mientras yo no estoy, por lo que no te tendrá el ojo encima todo el tiempo, así que...
— Me comporto, ya sé — mirándolo mal— ¿Qué hora es?
— Las cinco de la mañana, y no te creo nada, tú eres muy impredecible.
— Y tú también.
Señalándolo divertida.
— La cosa es... por favor, no hagas nada que pueda ponerte en peligro.
Desde temprano estaba poniendo su paciencia a prueba.
— Entiendo por qué estoy aquí, no voy a hacer nada, tranquilo.
— Volveré al anochecer, bastante tarde, así que, si causas problemas, atente a las consecuencias.
Me estremecí.
Digamos que todo lo que imagino cuando dice esas palabras es al hombre ensangrentado en el piso.
— No voy a hacer escándalo, puedes confiar en mí.
Sentándome por completo.
— Bien, eso es todo — levantándose, caminando hasta la puerta— sigue durmiendo.
— Nos vemos.
Paró, y dio media vuelta lentamente, observándome.
— Nos vemos.
Con expresión sorprendida.
Me observó un par de segundos, medio sonrió y se marchó.
— ¿Y a ese qué bicho le picó?
Me acosté de nuevo, cubrí mi cuerpo por completo con las mantas, incluida la cabeza, y volví a dormirme, hoy no tendría que levantarme temprano, así que aprovecharía de descansar cómo hace tiempo no lo hacía.
**
Cerca de las diez treinta, comencé a abrir un ojo, el reloj en mi pared era lo único que no me hacía sentir perdida, los primeros días no sabía qué hora era, luego Alexei mandó a poner un reloj aquí, que bien ¿No creen?
Ya no estoy perdida.
— Buenos días...
Bajé a la primera planta, vistiendo una de las camisetas que el jefe me facilitó y las pantuflas, un moño desorganizado y para la suerte de todos, me lavé los dientes, así que podría hablar sin matar a nadie.
— Vaya... creí que estabas muerta.
Luka estaba sentado en la mesa, desayunando.
— Lo dice a quien le acaban de servir — mofándome— Hoy si tengo hambre Charlie — sobando mi panza— ¿Me darías lo mismo que come este animal por favor?
— Claro señorita.
Tomé asiento junto a Luka, el único espacio libre en la mesa, todos aprovechaban que Alexei no estaba para comer aquí, cuando él estaba, él y yo éramos los únicos en la mesa, todos comían después.
DU LÄSER
Despiadado.
RomantikNo necesita atarme, pero desearía que lo hiciera... Hace unos meses, si me contaran que sería secuestrada por la mafia rusa, me hubiese reído en sus rostros, pero ahora... demonios, no estoy segura de querer correr lejos de esta organización que se...