Capítulo 4

20.1K 1.3K 750
                                    

Una semana después.

Cuando me despertaron, aún era de noche en el exterior, Alexei estaba sentado en el borde de la cama, completamente vestido, como si fuera a salir.

— ¿Qué demonios haces en mi cuarto? Creí haber dejado cerrado.

Volteando para observarlo, frotando mis ojos.

— Tengo la llave — se encogió de hombros— Hoy puedes dormir hasta tarde, me iré a un viaje de negocios así que compórtate, desayuna a la hora que quieras, sal a hacer tus pinturas, pero no molestes a mis perros, ellos tienen trabajo que hacer, y Luka tiene que encargarse de que todo funcione como corresponde mientras yo no estoy, por lo que no te tendrá el ojo encima todo el tiempo, así que...

— Me comporto, ya sé — mirándolo mal— ¿Qué hora es?

— Las cinco de la mañana, y no te creo nada, tú eres muy impredecible.

— Y tú también.

Señalándolo divertida.

— La cosa es... por favor, no hagas nada que pueda ponerte en peligro.

Desde temprano estaba poniendo su paciencia a prueba.

— Entiendo por qué estoy aquí, no voy a hacer nada, tranquilo.

— Volveré al anochecer, bastante tarde, así que, si causas problemas, atente a las consecuencias.

Me estremecí.

Digamos que todo lo que imagino cuando dice esas palabras es al hombre ensangrentado en el piso.

— No voy a hacer escándalo, puedes confiar en mí.

Sentándome por completo.

— Bien, eso es todo — levantándose, caminando hasta la puerta— sigue durmiendo.

— Nos vemos.

Paró, y dio media vuelta lentamente, observándome.

— Nos vemos.

Con expresión sorprendida.

Me observó un par de segundos, medio sonrió y se marchó.

— ¿Y a ese qué bicho le picó?

Me acosté de nuevo, cubrí mi cuerpo por completo con las mantas, incluida la cabeza, y volví a dormirme, hoy no tendría que levantarme temprano, así que aprovecharía de descansar cómo hace tiempo no lo hacía.

**

Cerca de las diez treinta, comencé a abrir un ojo, el reloj en mi pared era lo único que no me hacía sentir perdida, los primeros días no sabía qué hora era, luego Alexei mandó a poner un reloj aquí, que bien ¿No creen?

Ya no estoy perdida.

— Buenos días...

Bajé a la primera planta, vistiendo una de las camisetas que el jefe me facilitó y las pantuflas, un moño desorganizado y para la suerte de todos, me lavé los dientes, así que podría hablar sin matar a nadie.

— Vaya... creí que estabas muerta.

Luka estaba sentado en la mesa, desayunando.

— Lo dice a quien le acaban de servir — mofándome— Hoy si tengo hambre Charlie — sobando mi panza— ¿Me darías lo mismo que come este animal por favor?

— Claro señorita.

Tomé asiento junto a Luka, el único espacio libre en la mesa, todos aprovechaban que Alexei no estaba para comer aquí, cuando él estaba, él y yo éramos los únicos en la mesa, todos comían después.

Despiadado.Där berättelser lever. Upptäck nu