Capítulo 29

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Luego de mi primer orgasmo, todo se me nubló, durante esos breves segundos pude darme cuenta de lo que estábamos haciendo ¿Cómo pude pedirle que me follara estando en un cuarto con estas personas? Aunque debo decir que Jeff y Cassandra lo estaban pasando de maravilla, pero que verga...

— Dijiste que lo hiciéramos como siempre ¿Dónde estás mirando?

Me levantó de la mesa, rodeando mi cuello con su mano, presionando mi vientre bajo, sin dejar de penetrarme.

Lo sentía tan profundo...

— Ugh... — me quejé, dolía, pero se sentía tan bien...— Más fuerte...

— No me dejas alternativa.

Penetrándome con fuerza, mordiendo mi hombro.

No pude evitar correrme al chocar miradas con Jeff, joder... que vergüenza... estaba follando frente a él y su esposa en estos momentos, viendo a un montón de desconocidos a nuestro alrededor.

— ¿Dónde estás mirando? ¿Quieres que te castigue?

Golpeando mi trasero.

Gemí alto, mordiendo mi labio inferior, giré entre sus brazos y enganché mi brazo a su cuello, besándolo con autentica pasión, metiendo mi lengua dentro de su boca, delineando sus labios con esta, acariciando el nacimiento de sus cabellos en la nuca, jalando de ellos.

— Mmgh... Yura... — apretando mi trasero— Eres tan deliciosa... no me canso de ti.

— Más te vale, porque eres mío.

Soltando su cuello, llevando mi mano a su pene, masturbándolo.

Desnudándose por completo, me arrastró consigo hacia la pared más cercana, levantándome en sus fuertes brazos, rodeando sus caderas con mis piernas, apretándome contra el cristal que nos separaba de la habitación contigua, metiendo su pene con urgencia, dejándome sin aliento.

Si sigue así, no podré sentarme en lo que queda de reunión.

Estaba a punto de venirme otra vez, cuando unas chicas entraron al cuarto, adornando la mesa con platos, vasos, servicios y demás, ignorando lo que estábamos haciendo.

El morbo me hizo llegar al clímax por segunda vez.

Esto si me dejaba satisfecha.

Necesitaba mi dosis de sexo.

***

Cassandra y yo fuimos a tomar una ducha para limpiar los rastros de lo que hicimos en ese cuarto, mientras los chicos pedían el almuerzo y tomaban un poco de aire. Si algo tengo en común con Cassandra, es la forma en la que sometíamos a nuestras parejas.

Simplemente amábamos el sexo.

— Dime Cass — desnuda, duchándose junto a mí— Después de todo lo que hicimos, no hay sentido de guardar formalidades entre nosotras, así que sólo llámame Cass.

— Lamento haber dicho que quería sexo en ese momento, sé que esta reunión es importante, pero es que Alexei no quería tocarme, y yo...

Es la primera vez que me bañaba sola desde el accidente, estaba mejor.

— Si no lo hacías tú, lo hacía yo, el momento era perfecto para follar, y ya que nuestros esposos se conocen ¿Cuál es el problema?

— Yo... aún no me caso con Alexei, pero gracias — sonriente— regresemos, creo que ustedes tienen grandes cosas planeadas.

— No sabemos si estarán de acuerdo, pero todo tiene su garantía, aquí nadie saldrá dañado.

— Yo estoy dispuesta a todo.

Despiadado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora