Capítulo 8

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Luego de tomar un baño, secar mi cabello y vestirme para salir hoy, bajé los escalones hacia el salón donde el desayuno ya estaba servido y Alexei me estaba esperando.

— Mmm... esto huele delicioso...

Viendo las tortitas frente a nosotros. Fruta picada, chocolate caliente, manjar, entre otras cosas. Era un desayuno enorme para sólo nosotros.

— Le pedí a Charlie que preparara cosas dulces, Luka dijo que es lo que solías comer, y ya que ayer no tuviste oportunidad de cenar.

Una de las mucamas le llenó la taza de café de grano recién servido, luego me la llenó a mí.

— Gracias.

Sonreí a la chica.

— Señor... gracias por... lo de anoche. No creí que Luka fuera quien te despertara, no quería darle problemas.

Sonrojada.

— Normalmente nadie me despierta. Normalmente ni siquiera duermo bien, a las seis de la mañana ya me estoy preparando para comenzar mi día, pero tú...

— ¡Lo siento! Por mi culpa se atrasó, lo siento...

— No quise decir eso, calla y escucha.

— Sí señor.

— Dormí cómodo contigo, hace mucho tiempo que no dormía tan tranquilo, de hecho, tomé una decisión.

— ¿Cuál es señor?

— Dormirás conmigo desde hoy, todas las noches, tú siempre te acuestas antes, yo solo te seguiré.

Me sonrojé.

— Señor, entonces... debería ocupar mi cuarto o el suyo.

— El que quieras, en el que estés durmiendo, simplemente me meteré en tu cama ¿Alguna objeción?

— No señor.

— Bien. A comer.

Dio por terminado el tema, comenzando a comer.

Luego del desayuno, ambos tomamos caminos diferentes, Luka estaba esperándome afuera en el auto, con su rostro de "yo te vi pervertida"

— No digas nada — riendo antes de que tuviera oportunidad de hablar— De verdad tenía miedo.

— Una chica de tu edad teniendo miedo a estas alturas de la vida. Es de no creer ¿No crees?

— Y me vas a ver más seguido en su cama desde ahora, me dijo que duerme mejor con compañía, así que, desde ahora, me usará como almohada.

— Vaya... El jefe tiene gustos extraños, por casualidad ¿Te estás encamando con él que ahora también te deja salir?

Desearía haber podido negarlo, pero...

— El silencio dice más que mil palabras, se acostaron.

Señalándome con burla, comenzando a reír.

— ¡Oye!

— ¿Cuántas veces fueron?

Sosteniendo su estómago sin parar de reír.

— Sólo una carajo, fue sólo una vez.

— Que buen amarre le hiciste, sólo una vez fue suficiente para que el jefe te diera todo lo que quieras.

— No me hables como si fuera una prostituta, fue solo una vez, además, no tengo por qué rendirte cuentas, si yo quiero, puedo encamarme con quien quiera ¿O debo pedirte permiso?

Despiadado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora