Capítulo 27

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Llegué a casa emocionada, saltando prácticamente del auto, abrazando mis costillas mientras volaba escaleras arriba, tomando mis respectivas pausas para no reventarme los pulmones por mis malas respiraciones, entrando al cuarto que he utilizado como oficina hasta ahora.

— ¿Cómo que viaje? ¿Iremos a ver a mi mamá?

Pero Alexei no estaba en el cuarto, así que decidí seguir la voz del pequeño que hablaba con emoción en su cuarto, justo al lado del que solía ser mío, y al otro lado, el cuarto de las pinturas seguía intacto, ahora lo usaba Alek.

— ¡Yura! ¡Iremos de viaje!

Dijo emocionado el pequeño, acercándose.

— ¡Así me enteré! Iremos a ver a mi madre, dijo que tiene muchas ganas de ver tu hermosa carita.

Acariciando su cabello.

— ¿Puedo abrazarte?

Preguntó temeroso.

— Por supuesto, puedes abrazarme todo lo que quieras, sólo no me aprietes fuerte — sonriendo— Estoy bien cariño, puedes ir a dormir conmigo cuando quieras, no me voy a romper ni nada.

— ¿Y si te lastimo sin querer?

— Eres el niño más dulce que existe, siempre te preocupas de no hacerme daño, sé muy bien que dormiré mejor cuando estés conmigo.

Con delicadeza, rodeó mi cintura y me abrazó, apoyando su cabeza en mi vientre.

— Me gusta abrazarte Yura...

— A mí también cariño — disfrutando— Así que no me dejes más solita, me pongo triste.

— Está bien, iré a tu cuarto desde ahora, lo siento por dejarte solita, es que papá dijo que podía lastimarte.

— No le hagas caso a tu papá sobre esas cosas, puedes venir cuantas veces quieras, me siento mejor cuanto recargo energía con mi pequeñito.

— Vaya... ¿Reunión de abrazos y no me invitaron?

Alexei estaba completamente vestido, acercándose hacia nosotros, rodeando mis hombros con un brazo, posando una mano sobre el hombro de Alek.

— Papá, hoy dormiré con Yura.

— Pero...

— Ella dijo que podía hacerlo, que se sentía solita sin mí, yo no quiero que se sienta sola.

— Está bien, está bien, puedes dormir con ella, pero sin apretarla dormiremos en el avión, iremos a ver a la mamá de Yura.

— ¡La abuela dijo que me tenía un regalo! Voy a guardar en mi mochila el que hice para ella.

Volando hacia su cuarto.

— Yo... he... lamento eso — incómodo— que llamara abuela a tu madre... le diré que no lo haga más, lo siento.

— No me importa, es más, que lo haga — sonriente— después de todo, tú y yo nos casaremos, mi madre pasará a ser su familia, y ya que Vania no está con nosotros, quiero que tenga una familia bien constituida y llena de amor.

— ¿No te molesta? ¿Nada?

— Para nada. Es más, me hace feliz que lo haga, eso quiere decir que me está aceptando a mí y a mi madre en su familia.

— Eres demasiado buena ¿Te lo han dicho?

— Muchas veces, pero también me han dicho que soy una bruta — dándole un apretón a su verga— ¿Cuándo me la vas a dar? Extraño tu pene...

Despiadado.Where stories live. Discover now