Capítulo 47

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Nuestra boda terminó a las ocho de la mañana, Alexei y yo estábamos completamente exhaustos por tanto bailar y conversar, cerramos un par de negocios y firmé los documentos que me hacía oficialmente dueña de los centros comerciales Petrova.

Logré superar el resto de la velada sin ponerme a llorar, debía aparentar frente a las demás personas.

En cuanto al hermano de Alexei, esperó el momento adecuado para dar la noticia, su hermano se había ido a casa, por lo que no escuchó nada referente a la mafia que su hermano mayor lideraba, eso era un peso menos en los hombros.

— ¿Puedo cargarte para entrar juntos a casa? Sé que no es el mejor momento para seguir con la parafernalia, pero... me gustaría no romper esta tradición.

Asentí en su dirección, intentando sonreír, hoy se supone que debe ser un día feliz para ambos a pesar de haber perdido a nuestras madres el mismo día.

Alexei se acercó a mí, cargándome cómo princesa, cruzando el umbral de la casa juntos, pero eso no fue todo, me llevó por la sala, cruzó el pasillo y subió las escaleras conmigo, llevándome directo al cuarto, bajándome ahí.

— Yo... — estrujando mis dedos, mirando el piso— Sé que es nuestra noche de bodas... pero... ¿Te molesta si no hacemos nada hoy?

Sus dedos se apresuraron a tomar mi barbilla, levantándola con lentitud, acunando mi rostro, sonriéndome dulce.

— Cariño, el sexo jamás ha sido una obligación, tuviste un momento difícil, claro que no es necesario tener sexo ahora, solo dormiremos y descansaremos, la noche fue... bastante larga.

Suspiré sonriéndole, posando mi mano sobre la suya en mi rostro.

— Gracias por entender, yo... de verdad solo quiero ir a la cama, me duelen mucho los pies.

Y el corazón, pero eso no quería decírselo, no necesitaba que se sintiera más culpable de lo que ya se sentía, él no lo hizo con intención de herirme.

— ¿Te ayudo a quitarte el vestido? El corsé debe estar matándote.

— Por favor — volteando— No sé cómo mis órganos pueden organizarse ahí dentro, el corsé está muy apretado.

Desabrochó el primer botón y comenzó a deslizar el cierre, rozando mi piel con sus nudillos inconscientemente, dejando caer el vestido a mis pies, dándome la mano para salir sin tropezarme con la tela.

— Estás preciosa.

Analizando mi cuerpo de pies a cabeza, llevaba un conjunto de encaje y un portaligas que venían unidas con unas tiras de tela anudadas en mi cintura, se veían mis pezones redondos y abultados a través de la tela, también mi tatuaje con las siglas LS, ni hablar del de la espalda o el que llevaba en el antebrazo, como llevaba ropa interior blanca, la tinta lucía mucho más.

— Sí... yo... pensé mucho en qué ponerme, lamento haber arruinado la noche.

Escapando de su mirada, no me sentía capaz de rechazarlo si me seguía viendo así.

— ¿Segura que estás bien?

Siguiéndome, viendo a la distancia cómo me quitaba la ropa y tomaba una de sus camisetas y unas bragas limpias.

— Sí, estoy bien, iré a tomar una ducha y me meteré a la cama.

Comenzando a caminar en dirección al baño.

— ¿Estás molesta conmigo? — siguiéndome— Yura — tomando mi mano— Sé que la cagué, pero por favor... no me ignores, grítame todo lo que quieras, pero no me ignores así. Me duele.

Despiadado.Where stories live. Discover now