Capítulo 43

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El paseo al centro comercial fue divertidísimo, Ania es una niña muy sociable, no me soltó en todo el recorrido, y estaba muy emocionada de conocer a su hermano menor, me dijo que sus padres y su hermano le contaban muchas cosas sobre Alexei de cuando era joven, dijo que lo incluía en su oración de las noches, pensando en que era un angelito que la cuidaba desde el cielo, eso sonó muy tierno para mí.

Estuvimos tres horas de compras, entre vestidos y trajes, zapatos, dulces y helados, no podía no complacer a mi pequeña cuñada, los niños eran mi debilidad, por lo mismo, nos fuimos de compras nosotras dos solas mientras los demás buscaban lo que más les gustaba, teníamos un montón de bolsas llenas de vestidos, zapatitos, jardineras, shorts, camisetas... de todo joder, de todo, adoraba ir de compras.

Debo decir, que el viaje directo a casa estuvo cargado de nerviosismo, la familia me pidió que fuera con ellos en el auto para poder pavimentarles el camino, hablarles más de Alexei.

Pavimentar caminos no era muy muy lo mío, prefería lo explosivo, dejar caer las noticias y luego pensar en que la cagué, pero no me dieron alternativa, así que les hablé todo el camino de lo maravilloso que es, de lo bondadoso, detallista y romántico, lo buen jefe, buen empresario, buen padre... él es perfecto en todos los sentidos, es perfecto para mí.

— Bien, aquí estamos.

Saliendo primero del auto, dándoles la bienvenida a nuestro hogar, dos filas de perros nos recibían.

¿No es demasiado Alexei?

— Él debe estar adentro, vamos.

Dispuesta a cruzar el pasillo de hombres primero.

— Espera, no quiero ir sola.

Ania estiró los brazos, saltando.

— Vamos juntas entonces — cargándola— Te gustará mucho el lugar, hay una sala de juegos que nuestro hijo tiene, le diré que te lo enseñe más tarde.

— Yo también quiero ir contigo, estoy nerviosa.

Su madre enganchó su brazo al mío, bien tomada de la mano de su marido, Viktor se puso a mi otro lado.

— Vamos todos juntos entonces.

Armándonos todos de valor, cruzamos el umbral de la puerta, caminando directo a la sala, dónde Alexei estaba con Alek, observando las fotografías de nosotros sobre la chimenea, Alexei lo cargaba entre sus brazos mientras el pequeño le contaba anécdotas de nuestro largo paseo en Nueva York.

— Alexei.

Dije para llamar su atención, el hombre se congeló al escucharme, tomándose su tiempo para voltear, sin soltar a Alek.

— Mi amor... perdóname por no intentar buscarte más tiempo, yo... te busqué por años, muchos años, creí... creímos lo peor.

— Alexei... fuimos muy duros contigo, no sé qué estábamos pensando, todo pasó tan rápido...

Su padre igual de apenado no tuvo las fuerzas de dar un paso, todo el mundo estaba estático.

— Fue mi culpa, yo era el torpe — habló Viktor— el accidente fue culpa mía, hermano, nunca te culpé, ni una sola vez.

Alexei no dudo, cruzó la sala, bajó a Alek a mi lado y abrazó a su familia, un apretado abrazo cargado de emoción.

Esta es la segunda vez que lo veo llorar.

— Ve a saludar a tu hermano mayor cariño.

Bajando a la niña para que se uniera al abrazo. Ania no tardó en correr hacia ellos, disfrutando de las caricias de Alexei en su cabello.

Despiadado.Where stories live. Discover now