Capítulo 36

7.5K 582 147
                                    

Creí que nos daría la oportunidad de complacerlo en algún cuarto dónde pudiéramos llevar a cabo nuestro plan, pero estaba equivocada, el General, "Amablemente", me hizo arrodillarme frente a él, delante de todas esas personas, inclusive Julian se vio asombrado por el accionar del hombre, demasiado precavido, o morboso, dependiendo del punto de vista, quizá por eso mismo es el General y no un simple Oficial.

Debe ser mucho más listo.

Debo ser más precavida.

— Así... así... empújalo más hacia el fondo...

Su pene estaba en lo más profundo de mi garganta, el sabor salado de su presemen era imposible de no sentirlo, movía mi lengua de un lado hacia el otro para darle placer a este asqueroso hombre que enredaba sus dedos en mi cabello.

— Tú, ven aquí — Señaló a Julian— está prohibido que los compañeros realicen actos sexuales, pero no está prohibido que él sostenga tu cabeza y te empuje hacia mi pene, cada vez más profundo, sin hacer caso a tus quejas.

Observé a Julian con seguridad, dándole el pase para que hiciera lo que quisiera, pero luego tendrá que pagármelas, hacer el oral por él es un favor, pero si el viejo quiere el culo, que tome el de Julian, suficiente tengo con desencajarme la mandíbula con este pene subnormal.

— Sí señor.

Dijo al final, colocándose tras de mí, enredando sus dedos en mi cabello, empujando mi cabeza hacia el General, que movía sus caderas hacia mí, estaba tan profundo joder, tuve un par de arcadas en ciertos momentos, al viejo le excitaban las arcadas, intentaba provocarlas una y otra vez.

No podía dejar de pensar una y otra vez, una y otra vez, ¿Cuándo terminará este asqueroso viejo? ¿Cuánto más va a durar esto?

— Tú puedes Yura, tú puedes.

Me alentó Alexei, era un poco extraño en esta situación, que me estuviese viendo era...

— Es como porno en vivo, no sabes lo excitante que es imaginarte haciéndole eso a mi propia verga, imagina que soy yo, imagina que son mis dedos los que te presionan hasta no poder más, imagina cuanto te deseo en estos momentos...

De alguna manera, escucharlo susurrarme cosas morbosas al oído me ayudó para poder terminar lo que comencé, dándole un buen espectáculo al general, abriendo la boca y sacando la lengua para mostrarle todo lo que me había dado, y al parecer, eso le gustó, me gané una caricia en la mejilla, y una orden.

— Trágalo todo.

Lo tragué, claro que lo tragué, y puse el mejor rostro posible a pesar de que esa simple acción me dieron ganas de vomitar, pero lo soporté.

— Esa es mi chica...

Susurró mi hombre.

— Señor.

Sonreí.

— Pediré por ustedes más tarde, dormirás conmigo preciosa.

Acariciando mi barbilla, deslizó sus dedos hasta mi cuello, apretándolo con la fuerza suficiente para quitarme el aire.

De alguna manera, eso me excitó, aún tenía las palabras del jefe dándome vueltas por la cabeza, cuando lo vea... no dejaré a Alexei salir del cuarto.

— Estaré feliz de ser su elegida mi señor, y no me molesta compartir, entre más personas seamos, es mejor — acariciando su pierna— Puede hacer lo que quiera conmigo, soy buena en todo, puedo hacerlo todo.

— ¿Qué hay de tu compañero? ¿Es bueno?

— ¿Bueno? Mi compañero lo complacerá como ningún otro señor, somos los favoritos en nuestra Academia, por eso nos enviaron aquí, para darle el mejor de los cumpleaños.

Despiadado.Where stories live. Discover now