Antes de poder salir del teatro, nos vimos en la obligación de esperar, Alexei debía firmar los contratos de propiedad de Pavel y míos para que se hiciera valida la compra, lo cual, no lo hizo nada de feliz, él insistía en que no quería llevarse a mi compañero, sigue siendo todo un caso intentar llevarlo por el lado bueno.
— Oye... Tu jefe es tal y como lo cuentan en las historias.
Susurró Pavel mientras esperábamos a que firmara.
— ¿De qué hablas? Es un poco impulsivo, pero es muy amable.
Relajada.
— ¿Amable? — observándome como si estuviera loca— Mató a tres personas y probablemente está pensando en cómo deshacerse de mí.
— No sé deshará de ti, ya le dije que te llevara a casa o tendríamos problemas.
— ¿Qué me asegura a mí que seguiré vivo?
— Yo soy tu seguro — acariciando su brazo— tranquilo, saldrá todo bien.
— Las manos...
Amenazó Alexei, observándonos de reojo.
— No estoy haciendo nada.
Respondí.
— No le respondas a tu amo, perra.
Respondió el Oficial frente a Alexei.
— Y ahí va otro...
Escuchando el disparo, me levanté de la silla, sacando la cabeza del cuarto.
— ¿Hay alguien disponible para poder firmar? Estiró la pata el que debía dejarnos salir.
Conociendo la poca paciencia de Alexei, los Oficiales comenzaron a correr de un lugar a otro, temiendo de su reaccionar. Ni siquiera me miraron cuando por fin pudimos salir, teniendo todo el papeleo listo, Alexei tenía tres autos para elegir.
— Tú irás en ese conmigo — tomando mi mano— Vamos a casa.
— No me subo a ningún lugar sin ver que Pavel se suba a uno de los autos.
Cruzándome de brazos.
— Arizona...
Protestó.
— Dijeron que me estaba muerta si decía mi antiguo nombre en voz alta, ahora soy Yura.
— Yura — se corrigió— Sé muy bien que tienes que llegar con él el lunes temprano, no voy a matarlo.
— Más te vale, porque si algo le pasa, no volveré a hablarte.
Rodó los ojos.
— Sube a ese auto — señaló Alexei— Y ni sueñes con que dormirás en el mismo cuarto que mi chica.
Le dijo a Pavel.
— Sí señor.
Articuló un "Gracias Yura" antes de trotar hacia el auto señalado, solo cuando entró, puse un pie fuera de la acera para caminar hacia el auto.
— ¿Dónde están mis modales?
Alexei se quitó el abrigo, cubriéndome con él, cargándome como princesa directo al auto.
— No me di cuenta del frío que hacía... gracias...
Avergonzada, acomodándome en su regazo dentro del auto calefaccionado.
Mis nervios aumentaron cuando la puerta cerró.
— ¿Cómo has estado? ¿Cuánto tiempo llevas aquí?
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Despiadado.
RomanceNo necesita atarme, pero desearía que lo hiciera... Hace unos meses, si me contaran que sería secuestrada por la mafia rusa, me hubiese reído en sus rostros, pero ahora... demonios, no estoy segura de querer correr lejos de esta organización que se...