Matrimonio cariñoso de élite Parte IV -TERMINADA-

Capítulo 633: Perdido en pensamientos profundos

Antes de entrar, echó un vistazo a la puerta de Xuxu y contuvo sus pasos con gran esfuerzo. Al final, se dirigió hacia su propia casa.

Cuando Yan Rusheng llegó a casa, no cerró la puerta. En cambio, fue directamente a su habitación y abrió la ventana de su habitación.

Después de eso, volvió a la sala de estar y encendió la televisión y el sistema Hi-Fi.

.

Al momento siguiente, se quitó la chaqueta. Llevaba un suéter color café por dentro y hacía que su tez pareciera aún más clara.

Entró a la cocina, sacó el delantal y se lo ató, luciendo como un buen esposo doméstico.

Cada vez que el amor se acerca, parece que te abraza con fuerza. Ella agitó tu corazón, bloqueó tus ojos para que no supieras a dónde ir ... '

'Después de eso, finalmente aprendí a amar ...'

'Por favor, permíteme caer al suelo como una mota de polvo, usando el silencio para enterrar el pasado ...'

...

El álbum de Liu Ruoying se reproducía repetidamente de fondo. Fue su álbum favorito cuando estaba en la escuela secundaria. En ese momento, solo había algunas canciones en su reproductor MP3. Ella los escuchó repetidamente, y de alguna manera. ella nunca se cansó de ellos.

Xuxu se acostó en el sofá y se cubrió con una manta. La música de la puerta de al lado le trajo seis años de sus recuerdos de la escuela secundaria, que no quería recordar. Eso la deprimió.

El cielo se oscureció. Había comido demasiadas frutas y no tenía ganas de moverse ni de buscar comida.

Adormilada, cerró los ojos, pero no podía hundirse en un sueño profundo porque la música que sonaba en la puerta de al lado estaba demasiado alta.

Xuxu se acurrucó en el sofá hasta las ocho de la noche. Cuando su estómago retumbó, no tuvo más remedio que levantarse.

Se arrastró perezosamente hasta la cocina.

Cuando abrió el refrigerador, de repente se dio cuenta de que había estado pidiendo comida en línea durante los últimos dos días.

Se rascó la cabeza en un momento de frustración y se reprendió a sí misma. ¿Por qué era tan perezosa? Si permitía que su pereza continuara, podría morir de hambre.

Pensó que, dado que no había salido de la casa durante los últimos dos días, bien podría visitar al abuelo y comer algo en su casa.

Xuxu reflexionó sobre esto y luego fue a su habitación para cambiarse.

Como no podía consumir medicamentos mientras estaba embarazada, se envolvió con fuerza para evitar resfriarse.

Caminó hacia la puerta y sacó un par de zapatos del zapatero, con una mano sujetando el gabinete como apoyo.

De repente, se dio cuenta de que la música de al lado había dejado de sonar y estaba en silencio.

Sin pensarlo mucho, abrió la puerta. Lo primero que recibió sus ojos fueron las loncheras aptas para microondas ordenadamente apiladas a un lado de la puerta. Había platos diferentes en cada caja.

Instintivamente, desvió la mirada hacia la puerta de al lado.

La puerta del apartamento de al lado se abrió de repente y un hombre sacó un termo.

Llevaba un suéter color café y jeans azul índigo.

Ella se los había comprado, pero él no tuvo la oportunidad de usarlos después de que ella los compró. Ese día fue la primera vez que lo vio con esa ropa.

Yan Rusheng vaciló un momento antes de decir con torpeza: "He preparado la cena. Puedes comer ahora ".

Su voz era seca y ronca.

Después de eso, le entregó el termo a Xuxu.

Xuxu miró hacia abajo y respondió suavemente: "Está bien. Gracias."

Cerró la puerta detrás de ella y caminó hacia el ascensor.

Yan Rusheng la miró desde atrás. Apretó los labios, luciendo un poco triste.

Después de que Xuxu entró en el ascensor y la puerta se cerró, Yan Rusheng se dio la vuelta y miró las cajas de comida en el suelo. Sonrió y se inclinó para recogerlos.

Xuxu se apoyó contra la pared del ascensor. Metió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta de plumas; estaba perdida en pensamientos profundos.

...

Al día siguiente, mientras Xuxu se cepillaba los dientes, el timbre sonó como de costumbre. Cuando abrió la puerta, había un termo en el suelo. Era el mismo frasco que Yan Rusheng tenía en sus manos ayer.