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Tragué saliva ante la pregunta. Sabía de ante mano qué la magia era algo de lo que siempre la gente podía hablar pero nunca había considerado la remota posibilidad de que en verdad existiera como lo menciona la gente. Mi abuela una vez me contó que existía la magia buena y mala, blanca y negra, términos simples para una niña pequeña supongo, y qué la magia bien podía ayudar o perjudicar dependiendo de su portador. Con esto volviendo a mi mente me apresure a responderle a mi prometido.

-Si.- dije con duda.

-Buena respuesta.- dijo con ahínco como cuando hablaba en sus programa de radio.- ¿Y qué piensas de ella?.- me dijo mientras se acercaba un poco más a mi, colocó sus antebrazos en su espalda.

-Pienso qué es una ayuda extra para quienes la dominan.- dije ambigüamente, a lo cuál se hecho a reír.

-¡excelente, querida!.- dijo apremiendome.- Para responder a tu pregunta debo asegurarme que tengas información de antemano, además no me atrevería a guardarle secretos a mi preciosa futura esposa.- dijo mientras tomaba mi mano y la besaba delicadamente.

-Gracias.- dije con una pequeña sonrisa.

-Toma asiento, querida, debo mostrarte algo.- me guío de la mano de vuelta al sillón para tomar un lugar.

Una vez sentada, él se alejó unos pasos hacia atrás mientras doblaba las mangas de su camisa a la altura de los codos. Al girarse hacia mi, con sus ojos clavados en los míos, levantó una mano y dio un chasquido con los dedos. Yo no entendía la razón de este actuar y menos la información que me dio antes.

El vello de mi cuerpo se erizo instantáneamente cuando vi surgir detrás de Alastor una sombra de ojos rojos brillantes y sonrisa colmilluda que se materializo de la nada. Mis ojos con terror no podían parpadear y nada salió de mi boca para advertirle a Alastor que estaba en peligro, estaba temblando demasiado.

-A..A..Al...A.- intentaba decir su nombre para que volteara pero no podía.

-¿Si, cariño?.- me miró con sorpresa y confusión.- Oh, ¿esto?.- miró sobre su hombro cuando la sombra le puso una garra en él.- permiteme presentarte a mi....- no soporté la sorpresa.

Podía sentir mi cuerpo flotando, como si estuviera en un mar sin nada ni nadie a mi alrededor, solo yo con mis pensamientos. ¿Qué había pasado? ¿Alastor era un brujo o algo por el estilo? Sabía que algo en él me perturbaba y ahora entiendo que mi intuición no me estaba fallando. Él supo detener a las "sombras" que me atacaron porque tiene una, pero si tiene el conocimiento de esas cosas, ¿él mismo podría haberlas mandado a dañarme? No... él me ama, nunca me haría eso, ¿o sí?. ¡NO! él me salvó, me curó y cuidó de mi. Pero ¿y si todo fue una trampa para confiar en él? No, él no es así, él no me haría daño, él...."te esta usando".

Escuché susurrar a lo lejos y en ese instante abrí mis ojos. Estaba recostada sobre la cama, con lágrimas corriendo sobre mis mejillas y no pude evitar más que sollozar. Mientras miraba al techo escuché algo moverse en la habitación. Me incorporé, busqué alrededor y ahí estaba una figura espectral en un rincón al otro lado de la habitación. Esa sombra aunque me miraba con lo que parecieran ser unos ojos rojos centelleantes, no me atacaba como las otras, solo me miraba fijamente.

Después de unos segundos de analizarlo, bajé un pie de la cama y me acerqué muy lentamente, como si moviéndome despacio evitaría que desapareciera o huyera. Sentía la curiosidad de tocarlo, ¿qué era en realidad? ¿Era una sombra solamente o un ente transparente que pareciera una sombra? Cuando acerque unos dedos temblorosos a los que pareciera su cabeza, se movió de lugar, evitando el contacto y dirigiendo su mirada a la puerta. A simple vista su forma se asemejaba a la de Alastor pero claramente tejía unas diferencias como unas orejas y los dientes afilados. Necesitaba encontrar una explicación a todo esto, así que lo llamé.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now