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Podía sentir la tensión en cada fibra de mi cuerpo, deslice mi mano libre hacia mi pierna para infringir un poco de dolor y calmarme, debía estar enfocado.

La noche transcurrió tranquila y el baile acabó, mi acompañante y yo caminábamos hacia el auto, me adelanté para abrir la puerta del copiloto pero sus pequeñas manos buscaban veloces dentro de su bolso asomando un pañuelo blanco entre sus dedos acercándose a mi rostro con cautela, con mis reflejos desarrollados la esquive fácilmente, sentía la necesidad de jugar con ella un poco.

-déjame limpiar el labial.- dijo con tono autoritario pero acentuando su sonrisa angelical.

-Querida, ¿qué te hace pensar que me molesta exhibirlo?.- apunté con estilo hacia mi mejilla donde ella posó sus labios rojos en mi piel - Además es un trofeo de la impresión que me he llevado hoy contigo, no eres nada predecible, algo traviesa debo añadir, pero esa picardía me atrae más de lo debido, ¿crees poder hacerlo doble?.- gire mi rostro esperando un segundo beso en el lado opuesto.

-No juegues.- dijo riendo y se deslizó dentro del auto.

Una vez dentro nos dirigimos a su departamento. En el camino de regreso abrí la conversación preguntando sobre la cena, el baile y las personas, a lo cual ella respondía con total normalidad dando su más sincera conjetura de cada detalle incluso comento muy abiertamente su opiniónde las personas con las que nos encontrábamos en la mesa y su curiosidad por nuestra vida privada.

-Oh mi bella _____, la gente se aburre muy rápido hoy en día y buscan entretenimiento a como de lugar, los chismes es lo único que disfrutan recientemente.- dije burlándome sarcásticamente de mi comentario tan acertado, ya que hasta yo mismo había llegado a un punto de aburrimiento tal que cambié mi estilo de vida por ello.

-Tienes razón, lo único que pasa en esta ciudad que todo el mundo sabe son las desapariciones de personas, ¿tú que opinas de eso? ¿No te aterra que alguien te secuestre de la nada y desaparezca toda evidencia de ti?.- mientras veía el camino al manejar pude escuchar que su tono de voz se volvió temeroso de sus propias palabras y pude notar como se movía inquieta en su asiento. "Las criaturas de la luz le temen a los seres de la oscuridad como tú" una voz en mi cabeza me susurro.

-Cielos,linda!. Debes tranquilizarte, nadie alla fuera te hará daño mientras estés conmigo.- solte una mano de volante y busque la suya para tranquilizar su pánico interno, apretó suavemente mi mano.

Una vez frente a su residencia, estacione y apague el auto, abri la puerta para ella y la ayude a bajar con cuidado, al cerrar la puerta me giré hacia ella y admito que escuchar mi nombre ser pronunciado por sus dulces labios sin honoríficos resonó cálidamente en mis oídos.

-Alastor, tienes una imperfección en tu rostro, ¿puedes acercarte para removerlo?- dijo al mismo tiempo que elevaba una mano en mi dirección, yo gustosamente me incliné hacia ella cerrando los ojos.

El terso toque de sus dedos en rostro creo un pequeño nudo en el borde de mi garganta pero sin tener comparación con el rose de sus labios en los míos, lo cual mando una punzada de emociones por mi cuerpo, haciendo que abriera los ojos de inmediato con sorpresa e instintivamente me lleve la mano a la boca.

-Vaya señorita _____, no dejará de sorprenderme ¿no es así?.- dije mientras mi sonrisa se pronunciaba aún más y acortaba la distancia entre nosotros dando un paso hacia adelante.

-Espero disculpes mi atrevimiento pero fue venganza de la primera vez.- dijo sonriendo con picardía.

-Crei que esa vez ya había tomado su revancha con el segundo beso, pero si esto será una guerra no debo bajar la guardia y contraatacar, como buen general que soy.- dije acorralando su pequeño cuerpo entre la puerta y yo, con mi antebrazo impidiendo su escapatoria, mi sangre empezó a calentarse al verla así.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now