17_

2K 241 28
                                    

¿Podrían ser estos hombres los qué estaban detrás de las desapariciones? Es muy posible. ¿Qué harán aquí? ......¡Mierda! Todo mundo ya debe saber qué papá es el asignado a estos casos. Posiblemente lo siguieron cuando vino a descansar. Oh Dios no.

Me aleje de la puerta con mucho cuidado de no hacer ruido. Me acerqué a mamá y le susurre lo más silencioso que mi voz temblorosa permitió.

-Debemos escondernos, sin qué sospechen que estamos aquí.- dije cuando volvieron a golpear violentamente la puerta.

Caminamos a hurtadillas hacia la cocina para escondernos debajo de la mesa, cubiertas por el mantel mismo. En ese momento la pobre puerta empezó a recibir martillazos sin cesar. Casi se nos sale un grito del terror qué sentíamos por el hallanamiento de nuestro hogar.

Mi madre me abrazó y comenzó a rezar entre lágrimas para que no nos pasara nada y no pude evitar llorar yo también ante la escena.

-!Ahhhh¡.- se escucho un grito momentáneo y luego silencio absoluto.

Esperamos lo que fueron como 10 minutos qué sentí como una eternidad para salir a asomarnos. Vacío. Caminamos muy despacio viendo hacia todas partes por si aparecía alguien y al acercarnos a la puerta notamos que tenía un agujero del tamaño de mi mano. Nos asomamos por el agujero y solo se veía la penumbra de la noche sobre la calle.

Abrimos la puerta por completo y en el suelo de la entrada estaban tirados el martillo y el cuchillo qué vi hace unos minutos.

-¿Quienes eran?.- pregunto mamá confundida. -¿Qué querían?.- pregunto mientras se acercaba más a la puerta. -No recordaba la ciudad tan peligrosa.- dijo con miedo en su tono de voz.

- No sé, mamá, pero hay que cubrir este agujero con algo, por si llegan a volver.- dije cerrando la puerta y buscando a mi alrededor qué pudiera servir.

-¡Miriaaaaam!.- escuchamos a papá gritar desde la calle. -¿______? ¿Qué significa esto?.- pregunto con tono de sorpresa y enojo.

Abrimos la puerta, mientras el caminaba y examinaba el hoyo en la madera.

-Cielo, fue horrible, comenzaron a golpear la puerta y luego a martillar y luego nos escondimos y luego nada - dijo mi mamá batallando para explicar la situación con claridad.

-Vamos adentro papá, yo te explicaré.- dije más calmada y ayudándolo a quitarse todo de encima mientras le explicaba a su paso.

Después de la rabia qué inundó a mi pobre padre por unos minutos, sé tranquilizo y ayudó a poner un pedazo de madera qué traía en la cajuela del auto para tapar el nuevo tragaluz de la puerta.

Al día siguiente mis padres me llevaron a mi trabajo en el auto y de ahí se dirigieron al mercado por las cosas que necesitaba mamá. El punto era no estar tanto tiempo en la casa ni solos para mantenernos a salvo lo mas posible. Con Alastor fuera de la ciudad, me sentía más vulnerable, ya que él podría protegernos.

Di un suspiro largo y pesado, porque no dudaba qué alguno de sus trucos podría funcionar a la hora de distraer al enemigo, pero.... eso significaría qué él también se pondría en peligro. La imagen de él en el suelo, bañando en sangre y lleno de heridas brotó en mi mente reviviendo ese instante de pánico.

Volví en mi , recobrando mi fuerza motriz para levantarme de mi asiento y empezar mi día de trabajo. Apenas estaba recogiendo mis utensilios cuando noté que cierta personificación ya hacia sentada sobre mi escritorio dándole sorbos muy sonoros a su taza de café.

-Hola Kaly.- dije con neutralidad.

-Lo siento, amiga, no te escuche bien.- dijo dándole otro sorbo a su taza y cruzando la pierna por encima de su rodilla.

-Hola mi querida amiga Kaly.- dije con exageración y volviendo a mi estado neutral de inmediato.

-Oh linda, te ves peor que hace unos días, no se que te estará haciendo tu hombre pero deberías decirle que le baje dos toneladas a su intensidad.- dijo entre bromeando y quejándose, pero yo solo pude sonrojarme por las tonterías que salían de su boca.

-No fue él, Kaly. Mis padres llegaron de visita.- dije con tranquilidad cuando ella azotó su taza de café contra la mesa.

-Oh no, eso quiere decir que no podrás tener citas románticas con tu enamorado, ni podrás verlo sin chaperones de lado, oh pero que hermosa y trágica historia romántica, pero entonces ¿aún no los has presentado?.- pregunto indagando por más información.

-En eso la respuesta es contraria.- dije con una pequeña sonrisa.

Kaly se dedicó a dar brinquitos y gritos de alegría , pero antes de que pudiera decir más la llamó el jefe. Aproveché esa distracción para salir a hacer mis entregas, agradeciendo qué la mayoría eran cartas o sobres, pude avanzar rápidamente en la entrega para volver a casa.

Mientras manejaba hacia la oficina varias dudas surgieron en mi mente, haciéndome divagar. ¿Quienes eran esos tipos? ¿Para quien trabajaban? ¿Porqué si estaban apunto de entrar a la casa, desaparecieron? ¿Habrá sido solo una amenaza para mi padre que debía dejar la investigacion?. Todo era confuso, pero una vez que Alastor volviera le pediría su ayuda para investigar a fondo sin qué papá se pusiera en peligro.

Era gracioso como Alastor lograba hacerme sentir enamorada, temerosa, desconfiada y protegida al mismo tiempo. Sin duda, él era un caso especial.

Seguí perdida en mis pensamientos durante el último trayecto hacia la oficina. Cuando iba caminando con la mirada en el suelo hacia mi casa, un olor llego a nariz desde lo lejos haciéndome levantar la vista para vislumbrar una enorme nube de humo que se asomaba en el cielo....en una dirección muy familiar.

Corrí.

Corrí tan rápido como mis pobres piernas me lo permitían. Mientras corría, unas sirenas gritaban a lado de mi oído, pasándome tan rápido que los perdi de vista sin darme cuenta y dejandome tan atrás qué me sumi en la desesperacion por no poder agregarle velocidad a mi paso.

A una cuadra, los policías y bomberos tenían restringida el área para que nadie se acercará. Todo el edificio de mi departamento estaba en llamas. La gente permanecía amontonada solo viendo cómo el fuego abrazaba el edificio en sus violentas llamas.

Comencé a abrirme paso entre los espectadores, cuando un policía me detuvo el paso sin dejarme pasar, comencé a llorar viendo cómo las mangueras de los pobres bomberos no se daban a basto.

Pero mi corazón se detuvo en seco, cuando el personal de la ambulancia llevaba una camilla con una persona, gritando "hombre" "edad desconocida" "estado inconsciente" "quemaduras graves" . Eso fue lo único que logré escuchar cuando cerraron las puertas.

- ¡Por favor, señor!- le dije al policía.- déjeme ¡pasar, por favor, yo conozco al hombre de la ambulancia!.- grité entre lágrimas, convencido por mi súplica me abrió el paso solo a mí. -Gracias.- dije tan a prisa antes de correr freneticamente.

No podía ser papá.

No debía serlo.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now