20_

2.3K 256 44
                                    

Inquietante fue su pregunta, y más por la mirada tan pragmática qué tenia en sus ojos. Ciertamente todos los que vivíamos en Nueva Orleans habíamos escuchado de casos que involucraban ese tema, pero al escucharse tan increíbles preferimos ignorar y considerar qué eran patrañas de las personas para llamar la atención, claramente todo se había vuelto mucho más creíble desde que conocí a este hombre y ver de lo que era capaz.

- Solo un poco, lo que la gente murmura por ahí. - dije para invitarlo a que me contara más a fondo todo el mundo qué yo ignoraba, mientras me sentaba frente a él en la mesa lanzandole miradas al contenido del libro.

-Muy bien, querida, te daré un pequeño resumen lo más simple qué me permitan las palabras.- dijo mientras giraba las hojas frente a él.
- Existen fuerzas mayores, las cuales rigen él mundo del vudú....nuestro mundo- comenzó como si le contara una historia a una niña pequeña. - Ellos son los encargados de dar y quitar, dependiendo del comportamiento de quién los busca para obtener su poder. Pero como en todo trato, nada es gratis. - su rostro se volvió sombrío. Lo cuál me hizo preguntarme qué le habían pedido entregar a él. -Hay muy poca gente que explota su poder al máximo, pero entre más poder pides, más grande sería el precio a pagar, pero existen otros pocos qué somos más autodidactas, aprendiendo de los libros, aunque debo de admitir qué los libros omiten varios detalles.- soltó una pequeña risita, mientras cerraba él libro para dejarlo reposar en la mesa.

-Entonces, ¿Tú aprendiste del vudú por eso tienes todos estos libros?.- pregunté sin filtro con ingenuidad.

-Claro, cariño. La práctica, el error y la perfeccion van de la mano.- dijo cruzando los dedos sobre la mesa. -Pero dime, querida, ¿Qué dudas tienes? Puedo ver en tu rostro qué son más de una.- dijo sonriendo con calidez.

-No encuentro las palabras para externarme, pero comenzaré por lo más básico, ¿usas tu poder para el mal?.- tenia que saber si había lastimado gente inocente en su proceso de aprendizaje como el lo mencionó.

-Nunca he dañado un alma inocente, si es eso a lo que te refieres.- dijo entre risitas.

-Excelente.- dije aliviada

-Querida, hasta podría ofenderme tu pregunta, pero tu dulce curiosidad me distrae de pensar así.- dijo aun riendo.

-Muy bien, mi siguiente duda es, ¿para que necesitas ese tipo de poder? Espero no sonar mal, pero.... eres atractivo.- al fin lo dije, esquive sus ojos por la verguenza de ventilar mis pensamientos, externando sin filtro pero con la mirada en otras cosas alrededor de la habitacion. - más de lo necesario diría yo, tienes un buen trabajo ,con acceso a toda la información de la ciudad, tienes contacto con muchas personas importantes del condado, qué no dudó qué te deban algún favor, eres carismático, muy diestro al hablar, eres básicamente una utopía en persona.- dije sin poder detenerme, todo lo que solo había pensando hacia mis adentros se estaba desbordando en una verborrea sobre él.

Cuando al fin terminé, me dispuse a girarme a verlo, yo aún sabiendo que tenía el rostro envuelto en llamas por la vergüenza de admitir todo. Y mi sorpresa me llevo a dar un paso hacia atrás.

Alastor con una sonrisa casi anormalmente amplia, sus ojos abiertos del color rojo vivo como el fuego que habia notado antes, sus brazos cruzados frente a su pecho, una ceja arqueada, su cabeza inclinada hacia un lado pero con la mirada clavada en mi y.....su cabello había cambiado de color, parecía que sé había vuelto de un rojo obscuro.

Fue ahí donde todo cobro sentido.

-Todo lo que tienes.... fue gracias a eso.... ¿no es asi?.- dije temblando un poco.

-¡Vaya! Eres más perspicaz qué el 99% de la población, linda.- dijo alzando los brazos. - pero debo admitir qué mi cuerpo se enciende cada vez que tu mente se centra en mi, me parece excitante de verdad, el saber que me has estudiado a detalle me fascina a un grado inimaginable.- dijo mientras se escabullia para atravesar la distancia qué nos separaba.

Trate de guardar la compostura, pareciera que ni él mismo se había dado cuenta de su propia apariencia mientras se acercaba. Quedamos a unos pasos de distancia cuando se inclino hacia mi.

-¿Tienes más dudas, querida?.- preguntó como si me insitara a continuar.

-¿Q-Qué entregaste...po-por el poder?.- traté de controlar mi cuerpo para no temblar. Su apariencia no era espeluznante por completo pero el instinto en mi cuerpo me dictaba qué había peligro cerca.

-Oh cielo, algo muy sencillo y trivial, una nimiedad.- dijo cambiando su expresión a una muy tranquila, incluso podría decir que aburrida, incluso los colores carmesí se desvanecieron de todo su ser. Se alejó un poco y giró para darme la espalda y comenzar a dar pasos en dirección opuesta a la mía muy lentamente.

-¿Qué era?.- volví a averiguar controlando mi voz. Él detuvo su andar al terminar mi pregunta y solo giró un poco la cabeza para mirarme sobre su hombro.

-Uno de mis sentidos, querida.- dijo rosando su dedo índice sobre sus labios.

-¿A qué te refieres?,¿tu sentido del gusto?¿La comida tiene un sabor extraño?.- dije aliviada y preocupada a la vez. El sentido del gusto no era tan malo perderlo ...¿O si?.

-HAHAHA....no, linda. Todo tiene el sabor de nada, pero nada puede saber a todo.- dijo en un juego de palabras, confundiendo mi razonar.

-¿Y hay algo en lo que te pueda ayudar?, Podríamos buscar probar diferentes cosas... espera.... entonces...todo este tiempo cuando comías o bebías algo, ¿no lo disfrutabas en absoluto?.- dije con mucha más preocupación qué al principió, acercándome a él hasta tocar su brazo en señal de consuelo.

-No debes preocuparte por eso, querida. Todo esta bajo control.- dijo mientras giraba hacia mi y deslizaba sus dedos por mi rostro para retirar un mechón de cabello y colocarlo detrás de mi oreja.

-Pero... como podré ser una buena esposa si no puedo hacerte feliz con deliciosa comida.- me sentía mal por él. -¿Y no hay forma de deshacer el trato para que te lo regresen?.- de haber alguna forma de poder hacer qué viviera una vida normal, claro que me gustaría ayudarlo.

-Oh mi linda y pura ________, con que seas mi esposa y estés siempre a mi lado será más que suficiente.- dijo muy tranquilo mientras me dedicaba un sonrisa. - Recuerda que lo único que necesito ...es a ti.- dijo mientras deslizaba sus dedos sobre mi cuello.

En ese instante sentí algo dentro de mi, un calor qué me recorría desde mi centro, una fuerza que me estaba dictando que esa era mi oportunidad. Mi mirada solo paseaba desde sus ojos hasta su boca, y él hacia exactamente lo mismo que yo, casi podía apostar qué teníamos el mismo pensamiento sincronizado de qué deseábamos hacer.

-En ese caso....- tragué saliva por los nervios y por la pronta decisión posiblemente equivocada que estaba apunto de hacer. - Será mejor que cerremos el trato aquí ¿no crees?.- dije mientras elevaba una mano hasta su pecho y la deslizaba hacia abajo, mientras me acercaba cautelosamente hasta su boca con la mía.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now