6A

3.8K 433 252
                                    

Nunca me había percatado de lo difícil que era proteger algo ajeno a ti mismo. El ritual que elegí para su protección aunque ocasionaría un poco de problemas con el trato que hice era el necesario. Preparé los ingredientes necesarios, de la bolsa donde se encontraba mi ropa manchada tomé un cabello de ella, abrí el libro y comencé. Las sombras del más allá se hicieron presentes frente a mí, las luces de las velas temblaban en una batalla por no extinguirse, tomé un cuchillo e hice un corte en la palma de mi mano, dejando caer unas gotas de sangre antes de cicatrizar casi al instante mientras recitaba el conjuro.

Todo salió de acuerdo al plan, el trato estaba hecho, pero la leyenda de precaución en el conjuro me hizo cuestionarme ciertos límites de éste.

"Protection d'un être unique par l'autre".

El hechizo consistía en proteger de algo en específico, con esto mis restricciones de hacerle daño serán nulas, y cada vez que piense en lastimarla mi propia sombra me detendría o me alejaría de hacerlo. Después de esto me sentía mucho más tranquilo, pero quedaba el minúsculo asunto de mi escandalosa huida ante una cuestión, algo que debía seguir analizando, no podía darle entrada a mi vida sin que supiera a qué nos estaríamos enfrentando. "Bueno, de eso me encargaré más tarde", pensé mientras me dirigía a descansar.

Durante el domingo, mientras caminaba en dirección al bar de Husk, me percaté que alguien me estaba siguiendo. No le di mucha importancia ya que mandé a mi sombra a inspeccionar de quién podría tratarse mientras yo seguía avanzando sin preocuparme, hasta comencé a tararear la canción que bailamos mi pareja y yo la noche anterior. Cuando mi sombra regresó a mis pies, formó la silueta de una chica para informarme que quién me seguía era nada menos que una mujer. Decidí ignorar ese acto ya que pasaba de vez en cuando y las chicas se rendían al ser atacadas por mi falta de interés. "Excepto ella" una voz susurro en mi cabeza y di un corto suspiro. Al llegar a la entrada saqué de mi bolsillo mi llave propia para entrar, como era temprano sabía de ante mano que Husk estaría más que dormido y su horario nocturno le haría percatarse que había llegado.

Me dirigí a la oficina del contador y tome otra de las llaves del juego para abrir la puerta, había dejado un sobre con las ganancias del negocio dividido en varios sobres y una nota, uno con el nombre de Husk, otro con el mío y otro con bar escrito. Tomé la nota y decía "ya he tomado mi paga y el registro esta en el cajón superior en una carpeta, favor de revisarlo". Me acerqué al cajón y me dispuse a revisar el contenido de la carpeta, me senté en la silla del escritorio y mientras leía detenidamente los números, escuché como la puerta principal chillaba al ser abierta con lentitud. Dejé todo y me levante de inmediato para verificar. Ya listo para enfrentar lo que llegara, vislumbre a una chica en la entrada quién clavó sus ojos en mí.

-¿puedo ayudarla, señorita?.- indague y pregunté con una gallarda sonrisa, me causaba cierta curiosidad qué hacía una joven en éste lugar a tal hora del día.

Mientras sacaba mis conjeturas ella dio un respingo en el aire y cubrió su boca con ambas manos y corrió hacia mí, tomando mi mano en sus diminutos dedos.

-Señor, no sé como pagarle y agradecerle.- por sus grandes ojos verdes se asomaban unas lagrimas, me sentí incómodo de inmediato por el tacto y por su semblante, pero no me inmutó.

-Debe haberme confundido, señorita.- estaba curioso sobre quien era ella, traté de recordar su rostro en el pasado pero fallé.

-Lo siento, debí presentarme antes, soy Niffty, la chica que usted salvó.- dijo ella con más tranquilidad y menos euforia.

Me quedé pasmado en mi lugar sin mover un musculo, la examine de pies a cabeza y muy en el fondo un pequeño recuerdo atravesó mi mente, era la chica del pantano. Pero mi preocupación no se detuvo ahí, si estaba vendada y nunca vio mi rostro ¿como supo que yo era su salvador?.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now