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Comencé a cuestionarme qué había pasado y el cómo había terminado en esta situación. ________ levitaba inconsciente en el aire, mientras mi sombra y yo nos manteniamos a una distancia considerable. "Esto no pasaría si me escucharás" una voz en mi cabeza sentenció. Sonreí sarcásticamente mientras aplaudía.

-Muy bien, madame, bien jugado. Ahora ¿qué gana con todo esto?.- pregunté un poco más molesto.

Esperaba que la manifestación fuera de otra manera pero eligió poseer el cuerpo de la señorita _______. Cuando sus pies descalzos tocaron la alfombra, se quedó inmóvil por un momento, de golpe abrió los ojos y estos ya no eran los que tanto había admirado estos días, claro que no, era de un color malva, dándole un aire siniestro al rostro dulce de la chica frente a mí.

Comenzó a inspeccionar su propio cuerpo, tocando la figura por sobre el vestido verde que llevaba puesto, esto me hizo cerrar los puños instintivamente. Cuando giró su mirada hacia mí, me sonrió, pero no con la dulce sonrisa a la que estaba acostumbrado, estaba maltrecha y asimétrica, mostrando más los dientes. En eso soltó una carcajada lúgubre, aguda y errática.

-Pero ¿qué es esto, Al?.- preguntó aún riéndose. -Si, es muy atractiva pero ¿vale la pena el embrollo en el que te metiste?.- preguntó mientras pasaba sus manos acariciando desde el cuello deslizando por todo el torso para llegar a las rodillas.

-Me temo, madame, que estamos en diferente sintonía.- dije confundido y más tenso.

-Pero claro que lo sabes, tienes el libro.- dijo caminando hacia mí, su postura al pasar sus manos sobre mi pecho fue un intento fallido de seducción, yo seguía erguido inmóvil con las manos en la espalda, sabía que no le haría daño en ese cuerpo. -Pero rompiste una regla, y ahora debes ser castigado.- dijo mientras se acercaba a susurrar en mi oído.

Se alejó dando saltitos y riendo como una niña feliz con juguete nuevo, cuando dio una vuelta para jugar con su vestido alcance a notar una mancha en el costado del vestido que podía ser fácilmente cubierto por el brazo. De inmediato recordé el empujón que le propinaron en la multitud, ese debió ser el momento en el que la marcó. En ese instante escuché un jadeo a mi espalda, era Husk, quién había vuelto después de un maratón.

-Ahora ¿qué le pasa a esta niña?.- preguntó recuperando el aliento.

-Esto, amigo mío, es algo con lo que preciso tu ayuda.- dije dando unos pasos hacia atrás hasta estar hombro con hombro y solté en un susurro la única palabra que necesitaba para ponernos de acuerdo: vestido.

El cuerpo recorría el departamento inspeccionado todo a su paso pero sin tocar nada. Era el momento perfecto para inmovilizarla entre los 3. Dimos pasos lentos y sigilosos, mientras ella hablaba dandonos la espalda.

-Estas en problemas, Alastor.- dijo burlándose.

Apenas pude escuchar sus palabras cuando Husk y yo nos abalanzamos sobre ella sosteniendo sus brazos mientras mi sombra rompía los botones del vestido en un movimiento. Como pudimos, despojamos a la señorita _______ del vestido, cuando lo logramos un grito ahogado salió de sus labios para luego desmayarse al instante.

-¿Qué rayos fue eso, Alastor?.- preguntó Husk notablemente molesto, sentía su mirada clavada en mi rostro, pero solo podia ver a una inocente chica tirada en el suelo sumida en un profundo sueño y todo era obra mía.

-Agradezco el apoyo, Husk, pero es hora de retirarte.- dije muy serio, poco a poco sentía como mi permanente sonrisa se iba desvaneciendo.

-Oye, tranquilo.- dijo Husk a la defensiva al ver mi semblante .- ya está bien, ya la salvaste.- dijo para tratar de calmarme.

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