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Sábado por la mañana.
Estaba temblando por los nervios, hace casi un mes que esperaba este día y al fin llegó.
Elegí usar uno de mis vestidos celestes, soltarme el cabello, usar una boina blanca, mis guantes de encaje blanco y un labial rojo que compre hace poco, al verme al espejo giré para verme por detrás, reafirmando que me veía muy bien y esperaba atrapar la mirada del joven Alastor.

Al llegar al café, me revisé el cabello rápidamente en el espejo del aparador que no se arruinará con el transporte público. Atravesé la puerta y antes de que el mesero me dirigiera la palabra alguien ya estaba detrás de mi.

-Mesa para dos, por favor.- Alastor colocó su mano en mi hombro y me guió hacia la mesa junto con el mesero.

Se deslizó a mi lado para retirar la silla y me permitiera sentarme en ella, rodeó la mesa y se sentó frente a mi.
Ambos ordenamos un café y un panecillo para acompañar, una vez desvanecido el mesero con nuestra orden comenzamos a platicar.

-Y bien señorita _____, cuénteme ¿cómo es qué tan fina dama es mensajera?.- dijo mientras cruzaba sus dedos y descansaba su barbilla sobre ellos, mirándome fijamente.

Al pensarlo bien, no podía decirle que el era la razón por la cual trabajaba ahí era demasiado vergonzoso para admitirlo así que mentí un poco.

-No me gustaba la idea de estar encerrada en una oficina, ademas quería conocer la ciudad y las personas que viven en ella, desde que trabajo aquí he conocido a mucha gente, aparte cuando manejaba podía encender la radio y....- pause mi historia y miré su rostro, estaba sonriendo, el sabía que era su fan, estaba arruinada pensaría que soy una acosadora o algo así.

-Y por casualidad habrás escuchado mi programa en tus rutas de entrega, ¿no es cierto?.- dijo después de soltar una risita. -Es un placer que me reconozcas por mi trabajo y más admiro tu sentido del oído por distinguirme sin la distorsión de la radio, cuánta capacidad la tuya, asi espero no me malinterpretes, querida, pero de haber sabido que tenía una fan como tú, yo te hubiera invitado antes.- al decir esto sonreía y su voz opacaba el ruido de la cafetería, al terminar él acerco su mano a la mía que se encontraba tomando el vaso con agua.

El mesero llegó con nuestra orden y Alastor se alejó isofacto.

Las platica fue muy amena, el tenía muchos temas de conversación y siempre tenía una respuesta para lo que fuera que yo dijera. Sin duda es alguien que dominaba el arte de la improvisación al máximo. Ahí mismo ordenamos más comida y bebidas, ya que se llegó la hora de merendar muy rápido, aunque la conversación nunca tuvo fin y pude ver lo grandioso que era Alastor, carismático, gracioso, honesto, travieso algunas veces, amable, alegre, además de muy atractivo.

El tiempo pasó sin que nos percataramos mucho de él, faltaba poco para que el sol se pusiera, sabía que tenía que retirarme pero no lo deseaba quería pasar más tiempo con él. Una vez terminada la historia de su vida mientras la caída de la bolsa de valores se desató, me apresure interrumpirlo.

-Creo que se está haciendo tarde, Alastor, debo volver a casa.- dije muy arrepentida

-oh cielos! Tienes razón, my Lady, el tiempo pasa cuando tienes buena compañía.- se apresuró a pedir la cuenta y pagar.

Se acercó a la puerta y la sostuvo para que pudiera salir y al cerrar la puerta a sus espaldas me ofreció su brazo para caminar a mi lado, el cual no dudé en rodear con el mío. Caminamos unos pasos y apuntó con un dedo al bar que estaba cruzando la calle.

-Disculpa querida debo entrar a atender unos negocios, ¿podrías acompañarme? no tomará mucho.- No pude negarme ante tal petición y menos a él, así que asenti.

Cruzamos la calle y abrió la puerta para dejarme pasar, una vez dentro colocó su mano sobre mi espalda para guiarme hasta la barra de bebidas.

-Husk, colega.- dijo saludando al bartender, agitando la mano.

-¿Qué quieres ahora?.- dijo el hombre mientras servía unos tragos y se los entregaba a un mesero.

-Vine a darte la información del nuevo proyecto, amigo mío.- dijo esto mientras recargaba sus codos en la barra y le entrego una hoja doblada que sacó de su pantalón.

Cuando el hombre tomó la hoja aproveché para acercarme y decirle al oído a Alastor que iría al tocador.

-por supuesto, querida, se encuentran por aquel lado aquí te esperaré con mi amigo.- asenti y me retiré.

Cuando salí, busqué con la mirada a Alastor pero no se encontraba en la barra ni con el bartender, busqué por todo el lugar y no lo divisaba, cuando sentí que mi boina se elevaba junto con unos mechones de cabello y ahí estaba él, me estaba esperando en la puerta y quiso jugar una broma, coloque el gorro en su lugar y yo tomé sus gafas. El rió fuertemente al verme con ellas puestas.

-Ahora señorita _____, usted debe verse como la más intelectual de aquí.-colocó sus manos detrás de su espalda y dijo sonriendo.

-¿Logras verme bien sin tu gafas?.- dije y se quedó pensando un segundo, analizando la situación, después se acercó mucho a mi rostro casi tocando mi nariz con la suya.

-Ahora si te veo muy claramente.- me dijo casi susurrando.

La cercanía de su rostro me dejó pasmada, sin saber que hacer o como reaccionar,en eso un ebrio del bar gritó en nuestra direccion.

-¡Consigan un cuarto!.- a lo que Alastor rió bajo y tomo sus gafas de mi rostro para colocarlos en el suyo.

-Es hora de irnos, querida.- extendió su brazo y caminamos afuera del bar.

Las luces de la calle ya estaban encendidas, los autos pasaban y mucha gente caminaba en las calles en grupos o parejas, lo que me puso a pensar si ellos nos contaban como una pareja a nosotros. Alastor se ofreció amablemente a llevarme a mi casa, pero yo le dije que tomaría un taxi, me pidió que caminaramos un poco en lo que buscábamos uno.

-Fue un día encantador, my lady, quisiera que no terminara aún.- seguimos caminando del brazo pero antes de que yo pudiera replicar me percaté que iba pasando un taxi, silbe y le hice una seña para llamarlo y se detuvo.

Me giré hacia Alastor y respondí.

-Yo tampoco pero tu fan #1 debe descansar.- tomó mi mano y la besó gentilmente.

-efectivamente, el sueño es muy importante para todos.- dijo con mucho ahínco y me dirigió al taxi.

Abrió la puerta y me dio paso para deslizarme dentro y antes de cerrar la puerta me pidió mi número de teléfono, a lo cuál yo ya tenía preparado un papel con él escrito, se lo entregué.

-estaremos muy en contacto, darling.- su sonrisa se marcó al decir esa frase y yo quedé hipnotizada con su voz y si rostro, guardando esa memoria para siempre en mi mente para repetirlo incontables veces.

Cerró la puerta del taxi, agitó su mano en forma de despedida y el auto avanzó dejándolo atrás. Al llegar a mi departamento, tenia todo el camino suspirando ya que solo podía repetir esa escena en mi mente "Darling" " Darling" " Darling". Era como un sueño del que no quería despertar pero tenía que hacer todo lo posible para que él solo tuviera ojos para mí.
"Si tiene mi número de teléfono llamará muy pronto" eso fue lo que pensé.

La ÚltimaМесто, где живут истории. Откройте их для себя