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-Tome asiento, joven Alastor.- me dijo su madre amablemente mientras se giraba a verla a ella. - Querida nos hubieras preparado para esta sorpresa.- dijo avergonzada, aunque entendía perfectamente el porqué ya que los tomé desprevenidos con mi aparición.

-¿Con que usted es el qué tiene la osadía de intentar quedarse con mi hija? - dijo su padre con tono hostil pero extendiendo su mano hacia mí.

-Es un placer conocerlo, señor.- dije inmutable al sentir el fuerte apretón de su padre a mi mano, a la cuál le correspondi con fuerza controlada.

-Tambien es un placer conocerla, señora.- dije mientras tomaba la mano de su madre y le propinaba un cordial beso en el dorso.

Se notaba qué su madre sería pan comido de convencer pero se veía que su padre no me la pondría tan fácil, aunque no necesitaba ganarmelo después de lo que les haría. Pude sentir como _______ se giró a mirarme con los ojos suplicantes de una explicación.

-¿Qué pasa, ______?.- pregunté girandome hacia ella mirándola a los ojos, adoraba sus expresiones fáciles, era más clara qué el agua, pero solo suspiró y giró su mirada a sus padres, sentí como su resignación me autorizaba a seguir con mi actuación. Aunque antes de poder pronunciar palabra su madre me abordó con una pregunta que ni yo mismo me esperaba.

- Y bien, joven Alastor, cuéntanos ¿Cuantos hijos piensan tener y donde piensan criarlos?.- apenas termino su oración, y _______ vacio su bebida sobre la mesa y ella misma desde su boca.

- ¡MAMÁ!, no hagas esas preguntas.- dijo escandalizada y avergonzada por su madre. En cambio yo no pude evitar reír por lo hilarante de la situación.

-Disculpeme por no poder darle una respuesta inmediatamente, madame.- dije rápidamente para calmar el ambiente. - Pero aún no he recibido el consentimiento de mis futuros suegros para comenzar a planear mi vida con su maravillosa hija.- pronuncie mientras tomaba la la mano de ______ frente a ellos, esperando sus reacciones.

-Es cierto, Miriam.- contestó exhaltado su padre. - Estos niños deben pasar por todo el procedimiento necesario para que YO dé mi aprobación.- dijo mientras me sostenía la mirada, pero lo que no sabía era qué eso ya no era un reto.

-¡oh vamos querido!, ¿qué no ves que el amor se siente en el aire? Estos dos ya están más listos para casarse qué nosotros a su edad.- dijo mi futura suegra soltando una risita.

-No me malinterpreten por mi respuesta anterior, yo estoy dispuesto a brindarle todas las comodidades qué necesite y se merece su hija, de eso tienen mi palabra.- dije mostrando la seriedad de mi compromiso con su hija, pues habia tratos de por medio. -Ya qué no puedo vivir sin ella en mi vida.- y más cuando ella puede aliviar un poco la agonía de mi maldición, tomé su mano y le besé los dedos frente a ellos, mirando de reojo a su padre.

Un suspiro resignado salio de los pulmones de su padre y continuamos con la cena.Después los acompañé a todos a su auto para despedirlos por esa noche, ayudando a las damas a subir con mi brazo de apoyo. Cuando la puerta se cerró, su padre estiró su mano hacia mí, como si me llamará.

Caminé con ambos brazos detrás de mi espalda hacia él, al llegar rodeó mis hombros con su brazo y me dijo en voz baja.

-No sé lo que tramas, niño. Pero diré esto solo una vez asi que escucha con atención.- dijo con voz sería y ronca. - Si algo le llegase a pasar a mi niña, te buscaré y te cazare como a un animal, Capisci?. -

-Claro que si, mi querido suegro, prometo solemnemente qué ella no sufrirá daño alguno.-dije sonriendo por la tan sutil amenaza. "Lastima que la promesa no los alcance a ustedes" dijo la voz en mi cabeza.

La ÚltimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora