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Al momento qué llegué a aparecer entre los árboles frente al domicilio. Pude ver como los maleantes se preparaban dentro de su auto, poniéndose un pasamontañas en la cabeza para cubrir su identidad y salían a prisa del vehículo para colocarse frente a la puerta, volteando en todas direcciones esperando no ser vistos.

Por un momento me límite a analizar lo que harían, ya que llegaron golpeando la puerta con la mano sonoramente, aunque tuvieran un martillo consigo, lo cuál me parecio extraño. Pero al ver que no respondían di por sentado qué no había nadie en casa, y ya qué si no encontraban a la persona que buscaban se irían de ahí.

Para mí no grata sorpresa, pude ver una pequeña sombra moviéndose lentamente por la ventana. Frunci el ceño y trone los dedos, dando la señal a mi sombra para confirmar mi sospecha, esperando estar equivocado. Pasaron unos segundos cuando volvió mi compañero con expresión seria para solo asentirme.

-Mierda.- apenas gruñi y los mequetrefes comenzaron a dañar la puerta con las herramientas qué cargaban para entrar a la fuerza.

Nos movimos hacia el callejón de a lado, mientras los hombres se ensimismaban con dañar la propiedad privada. Ni si quiera se acercaba la media noche pero tenia que actuar rápido y sin qué me diera a notar. Caminé despacio como si estuviese de paseo para mostrarme en la orilla de la banqueta.

-Saludos, amigos.- dije para llamar su atención.

Ellos voltearon alterados por ser descubiertos por un civil en sus fechorías pero no les di tiempo de reaccionar cuando mi sombra los absorbió formando un agujero en el suelo qué pisaban. Y aunque soltaron un grito al caer me aseguré de entrar en ese agujero yo también los más pronto posible sin ser detectado.

Ambos hombres cayeron de cara al suelo llenándose de lodo. Mientras yo los esperaba de pie frente a ellos para que me dieran un poco de entretenimiento, antes de plasmar su sentencia en el pantano.

-Ustedes, muchachos si qué llegaron como caídos del cielo.- dije entre risas mientras ellos se reincorporaban para hacerme frente.

-¿Quién demonios te crees que eres?.- dijo uno de ellos mientras tomaba empuñaba su arma en su mano de nuevo.

-Oh, pobrecillo, cree que es necesario presentarnos.- dije burlándome. - Tranquilo, no vivirás lo suficiente como para recordarme.- dije sonriendo y mirandolos fijamente.

-¿Eres idiota o qué te pasa? Somos 2 contra 1, te haremos pagar por meterte donde no te llaman!.- dijo su frase mientras se lanzaba hacia mi para golpearme con el martillo.

Lo evadi moviéndome hacia a un lado, y él torpemente cayó al suelo, mientras su compañero tomaba el cuchillo en sus manos e intento atacar mi rostro con un movimiento rápido horizontal, el cuál también evadi. Entre tanto movimiendo parecía que los tres estábamos orquestando una coreografía un tanto complicada.

Una vez que los vi ya cansados y faltos de aliento, le di fin a uno de ellos materializando y dejando caer mi colección completa de cuchillos sobre él. El otro gritando inundado en el pánico, intentó huir fallidamente, ya que él fango resbaladizo le impedía la friccion para escapar de mi.

-¿porqué haces esto?- dijo entre lágrimas y su rostro lleno de terror, mientras se arrastraba en el suelo.

-Cazaste en MI territorio.- dije con voz espectral, antes de propinarle el golpe de gracia justo entre los ojos con la joya de mi coleccion punzocortante.

Una vez terminado todo, llevé los cuerpos a mi casa para limpiar el lodo y suciedad. Mientras hacia esta labor, alguien llamó a la puerta.

-Mi querida Niffty, pasa pequeña, no te esperaba tan temprano.- dije invitándola a pasar.

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