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Verla ahí tendida en la cama, con los ojos llenos de expectación, analizando cada movimiento de mi cuerpo abalanzado sobre el suyo. Sus mejillas y orejas mostraban la acumulación de sangre que corría por su sistema. Sabía que la quería a ella, la deseaba, pero, ¿para qué?.

-Alastor....- su dulce voz pronunciando mi nombre me regresó a la realidad, viendo cómo me miraba fijamente y acercaba su mano lentamente a mi mejilla, apenas rosando mi piel, deslizando las yemas de sus dedos hasta llegar al borde de mi oreja, en ese momento sentí un escalofrío por mi nuca, ¿qué era ésta sensación? No me disgustó para nada.

-Mi querida ________.- dije sosteniendo su mano con la mía. Antes de que volviera a perderme ante el deseo, pensé en que no podía deshonrrarla de esa manera. En ese instante miré por su ventana y mi sombra hizo señas de que el tiempo se había acabado y era momento de partir. Regresé mi vista hacia ella y le dediqué una sonrisa menos eufórica que la de antes. - Debo terminar mi tarea, si no he sido capaz de terminarla no soy merecedor de mi dulce, ¿no lo creés?.- esperaba que no entendiera por completo esa analogía, tome sus dedos y acaricie la punta con mis labios.

Tranquilamente la liberé de su prisión, acomodando mi porte me dirigí a la puerta como si nada hubiera sucedido, o de eso me quería persuadir. Ella se levantó torpemente y se colocó frente a mí, enfrentandome con su altura y entrecejo fruncido. Era mucho más pequeña que yo, podría jurar que le sacaba casi una cabeza de altura y apenas lo había notado. Vi cómo abrió su boca para pronunciar palabras de queja seguramente, pero me adelanté a silenciarlas con un beso en su frente. Este gesto la dejó atónita por un momento, mi sonrisa se acentuó ante sus facciones y caminé despreocupado hacia la puerta principal con ella pisandome los talones. Antes de salir, me giré para darle una interrogativa.

-Señorita _______ ,¿tiene planes para la festividad coloquial llamada Mardi Gras? .- pregunté con mucha clase.

-Caballero, mi respuesta a tal pregunta es negativa.- contestó ya despavilada y con elegancia.

-En ese caso, ahora los tiene.- dije reverenciandome frente a ella, esperando que no se negara a mi invitación.- Manténgase en sintonía para más información.- hice un ademán como si tuviera un micrófono en la mano.

Acto seguido, salí de su hogar y me despedí agitando la mano de lado a lado, caminé en la penumbra hasta desaparecer de su vista. Busqué el primer callejón vacío de espectadores y me transporte directo a mi habitación. Estaba exhausto. Después del drenado de energía que hizo mi sombra y el controlar el hambre voraz que me acechaba a cada instante, lo único que logré hacer fue tumbarme sobre el colchón. Me retiré las gafas y los zapatos en unos segundo y caí en un sueño muy profundo.

Oscuridad, a donde fuera que girara había oscuridad. No lograba alarmarme pero despertó mi curiosidad un pequeño copo de nieve que caía frente a mi, resplandeciente. Estire la mano para atraparlo pero éste se mantuvo flotando frente a mi rostro.

Alastor..

Una voz casi inaudible pronunció mi nombre. Giré a mi alrededor pero la oscuridad no mostraba a nadie.

Al....

Volví a escuchar mucho más claro.

¿Qué tienes ahí? Es muy lindo...y puro...

Esa voz ya la había escuchado antes, hace años.

Ya es hora de corromperlo... a eso nos dedicamos ¿no es así, Al?

Tomé el copo de nieve que había crecido unos centímetros más entre mis palmas y salí corriendo sin dirección. Silbe al aire para llamar a mi sombra pero no aparecía por ninguna parte. De la nada apareció una enorme pared con la que chocó mi cuerpo, alcancé a mover mis manos para no hacerle daño al copo, di unos pasos hacia atrás para contemplar la enorme pared frente a mí. El sonido de algo quebrandose rompió el silencio con el que se combinaba mi respiración agitada, justo donde había impactado mi cuerpo se abrió una grieta que se hizo más y más grande.

La ÚltimaWhere stories live. Discover now