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No podía apartar la vista de ella, su rostro sonrojado activaba ese abismo de picardia en mi. Pero debía controlarme, el mostrarme en esta forma vulnerable a alguien no era muy propio de mí. Cuando sus manos se acercaban a mis heridas una sensación indescriptible me inundaba. Debía respirar hondo para tranquilizarme y no dejarme llevar por el momento que estábamos creando en ese mínimo espacio.

En un instante sus facciones se volvieron firmes, concentrada en su labor, pero el sonrojo de su piel la delataba fielmente. Ya había adoptado la decisión de atacar sus sedosos labios cuando de la nada habló.

-Todo listo, querido.- dijo sin más mientras enjuaga sus manos para quitar los residuos del ungüento, desviando la mirada para no toparse con la mía. Debía admitir qué su fuerza de voluntad una vez más me había tomado por sorpresa cuando simplemente se giró y salió del cuarto de baño sin mirar atrás.

Una vez recobrada mi sensatez, me miré al espejo y analicé todos y cada uno de los daños nuevos qué había adquirido en mi cuerpo. Todas estas nuevas marcas qué debía cargar de por vida por mis absurdas decisiones.

Mi sombra bajo de su escondite y se posó frente a mí, en forma de burla marcó líneas a travez de él, simulando mis propias heridas.

-Hilarante, amigo.- dije sarcástico, él sonrió una vez más y me pasó un trapo mojado el cuál frote con cuidado por mi cuerpo para dejar intacto el ungüento, mi sombra me ayudó a envolverme en vendajes de pies a cabeza y por último lograr vestirme adecuadamente.

Al salir del baño, llamé a la señorita _______ para ubicar su localización mientras caminaba a la habitación.

-Cariño.- dije armonizando.

-Estoy en la cocina.- contestó dulcemente en el mismo tono. Las comisuras de mis labios se pronunciaron aún más al escucharla. Caminé en su dirección y la encontré preparando algo en la cocina a lo cuál me dispuse a averiguar qué era. 

-ahí esta mi bella futura esposa.- rodee la mesa, para deslizar mis manos en su cintura y aprisionarla en un abrazo, la coronilla de su cabeza me invitó a recargar mi mentón justo ahí por estar a la altura perfecta.

-¿está cómodo, señor?.- bromeó, mientras continuaba amasando. El olor a levadura la impregnaba.

-Si, querida, gracias por preguntar.- dije suspirando hondo. Solo río y continuó. Al ver que su atención no fue robada por mi encanto me dispuse a ganarmela interrumpiendo sus manos con las mías.

-Al, no estas ayudando.- dijo mientras trataba de mover mis manos fuera de su camino.

-Oh mi bella dama, nunca dije que lo haría.- juguetee con sus manos para distraerla pero se las arreglo para terminar la masa sin problemas.

-Ya, terminé.- dijo mientras levantaba las manos dándome a entender que ya podía responder a mi llamado de atención. Tomando la punta de sus dedos y posando mi mano en su cintura la hice girar en su lugar para tenerla frente a frente conmigo.

-Maravilloso.- dije sonriendo mientras apreciaba su belleza deslizando mis manos sobre sus hombros y espalda hasta llegar a su cintura y ella se recargaba en mi pecho. Tomé su mano izquierda para vislumbrar el anillo de mi madre en su dedo. "Se hubieran llevado muy bien ustedes dos" dije para mis adentros después de besar el anillo. -No puedo creer...que aceptases... ser mi esposa.- dije mientras sonreía, habían pasado decadas desde que sentía algo similar y deje qué un poco de nostalgia llegara a mí algo que tampoco me había permitido durante mucho tiempo. -Gracias.-dije justo antes de besarla, ella acarició mi rostro y se afianzo aun más para besarme.

-Te amo.- dijo susurrando en medio del beso.

Claramente me tomó por sorpresa, esas dos palabras que mi horrible padre pronunciaba a mí madre después del maltrato me habían provocado un repudio a entregarlas o recibirlas, pero esta chica me hacia sentir diferente, sus palabras no me provocaban la repulsión en comparación a cuando unos extraños lo decían, no, sentía un poco de calma y paz con sus palabras acariciando mi sentido auditivo.

-Te amo.- Aún no me sentía muy cómodo diciendolas yo mismo pero era la cortesía habitual de responder con el mismo gesto para no herir sentimientos ni provocar mal entendidos como el de la última vez.

La mañana transcurrió extremadamente apacible, nos relajamos sobre el sillón de la sala después de que ella disfrutará de su alimento, yo solo consumí para evitar levantar sospechas. No mentire al anunciar qué me ponía nervioso cada vez que se acercaba a la nevera, aunque le impedía el paso fingiendo ser caballeroso y yo mismo entregarle los ingredientes qué necesitaba, me mantuve alerta en todo momento.

Una vez acurrucados en el sofá, tenerla conciente en mis brazos con ella entrelazada a mí cuerpo me logró dar una pizca de esperanza de poder gozar de éste lujo todos los días. Comencé a tararear una canción que había escuchado recién en el programa de radio esperando que ella la reconociera.

Aunque como toda mujer perspicaz, la paz de ese momento se vio asaltada en un movimiento repentino en el qué se levantó de su posición alejándose de mi para acercarse a la chimenea, con dudas talladas en su rostro.

-¿Sucede algo, cariño?.- pregunté moviéndome cautelosamente analizandola en cada paso.

-Alastor, tengo que preguntarte unas cosas.- esas palabras me helaron la sangre, sabía que llegaría el momento en que debería decirle la verdad pero no esperaba que fuera tan pronto, ni siquiera era mi esposa aún, pero debía guardar la calma y fingir demencia hasta donde me fuera posible.

-Pero por supuesto, mi Lady, ¿qué dudas te aquejan?.- dije sonriendo notablemente nervioso.

-Hace unos días, mientras tomaba el almuerzo en el parque una mujer me pidió enviarte sus saludos, no conozco su nombre pero si su descripción física.- describió a la perfección a madame Marie, esa vieja bruja intentaba hacerle algo mientras esta distraído, pero lo que me tensó demasiado fue la información que pudo haberle proporcionado. - ¿Ella es pariente tuyo? Nunca la había visto por la ciudad.- dijo indagando, analizandome minuciosamente esperando algún error mío, sin duda ella salía de mis estándares de mujer normal.

-Mmmm, pariente en sí no es, es más como una conocida de hace muchos años.- dije certero, sin más explicación, si daba datos de más comenzaría la sospecha.- No debes preocuparte, linda, me la encontré en la ciudad y ella misma me dio sus saludos.- "En realidad fueron sus últimas palabras pero ¿quien se fija?" Dijo una voz en mi cabeza. -Siguiente duda.- dije bromeando.

-Ok, está es más difícil y te quiero pedir que no me mientas.- aunque estuviera sentado podía sentir mis músculos tentarse uno a uno cuando pronunció esa frase, hasta la saliva qué intentaba pasar se oponía por el nudo qué cree, pero la miraba expectante a su pregunta .- ¿Tú sabes qué fue lo qué me atacó en mi departamento, no es así?.- clavé mi mirada en sus ojos y era un hecho, tenía qué comenzar con el bombardeo de información sobre mi poder, omitiendo los detalles más bruscos claro. Acentue mi resignación en un suspiro sonoro y profundo.

-________.- dije mientras me ponía de pie y caminaba hacia ella letalmente, podía sentir como mi rostro se ajustaba a la atmósfera qué ella misma había desatado. - ¿Creés en la magia?.-

"¿Ella quería la verdad?, pues no se diga más, lo que pida su majestad" dije para mi. Espero recuerde que la boca del lobo la cerraré apenas tenga la oportunidad, ella sería mía con o sin verdad.

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