Capítulo 31: Disolución.

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Gaara se miró cuidadosamente en el espejo, acomodando asta el último mechón de su cabello carmesí, con una radiante sonrisa de dicha, un rubor natural pintando sus pálidas mejillas, y sus hermosos ojos reflejando el deseo de verse perfecto, con las mejores prendas de su guardarropa, el perfume ligero para no opacar su aroma natural a vainilla y limón; en definitiva él era un omega muy hermoso, con elegancia pero sencillez, se dió un último vistazo dando un largo suspiro, tocando su pecho, su corazón latía intensamente, sin creer que esa fuera la realidad. Entonces observó el reloj puesto en su mesita de noche, se horrorizó al ver lo tarde que era: prácticamente salió volando de su casa, dirigiéndose a aquella cita anhelada, felizmente dispuesto a dar todo de si para agradarle a aquel alfa que, realmente no conocía.

Con prisa llegó a aquel parque donde había sido citado, se detuvo buscando a su alrededor mientras recuperaba el aliento, entonces su mirada encontró a aquel chico que buscaba, sentado en una banca bajó la sombra de un árbol, su corazón latió aún más fuerte, mantuvo su distancia para descansar, aprovechando que aquel pelinegro aún no se enteraba de su presencia, acomodó su ropa, exhaló e inhaló preparándose mentalmente, entonces reunió el valor para acercarse, parándose frente a su cita.

—Bu-bu.. ¡Buenas tar..des!— Tartamudeó apenado, el ojinegro levantó la mirada, observándolo de pies a cabeza cuidadosamente; ropas en su mayoría blancas, favoreciendo su cuerpo delgado, con un porte tímido y tenso, un rostro enjelical manchado de rojo, con una expresión torpe pero linda, y aquellos ojos que ni siquiera se atrevían a voltear hacia los suyos.

—La-lamento..averte hecho..es-perar— Volvió a hablar el ojiaqua, removiéndose incómodo, el pelinegro apenas cambió su expresión ante esa actitud, era sorpresivamente irresistible.

—No importa..— Dijo en un suspiro, acomodándose mejor en aquel banco, el pelirrojo tímidamente se sentó a su lado, tomando su distancia, no sabía que debía hacer o decir, cómo comenzar una conversación, y sobre que, era una situación incómoda, dentro de un bochornoso silencio.
Mientras a Sai poco le interesaba en que estaba pensando el omega, como lo había pensado; algunas horas bastarían, sin embargo no podían permanecer en silencio durante toda la cita, pero de que hablar?.

—Oye..— Llamó el pelinegro, recargando su brazo sobre el respaldo del banco.

—¡¿S-si?!— Exclamó Gaara, sintiéndose aún más tenso, el alfa frunció el ceño con desagrado.

—¿Cuándo es tu cumpleaños?— Cuestionó tranquilamente, y aun que el pelirrojo estaba a punto de sufrir un derrame cerebral por el estrés, aquella pregunta le pareció muy extraña.

—¿Ah..?— Habló ladeando la cabeza confundido.

—Eh.. Fu-fue el.. ¡19 del mes pasado!— Respondió, inconcientemente estaba hablando muy alto.

—Mmh... ¿Qué edad tienes ya? ¿16?— Volvió a preguntar, en respuesta el ojiaqua asintió con la mirada baja, entonces el ojinegro simplemente volteó a otro lado, desviando su atención, pensando; dos años más y podría empezar a llevar a ese lindo omega por los burdeles de la ciudad, sin embargo se preguntó si realmente quería hacer eso.

—P-pronto se terminará... El año escolar...— Dijo Gaara, intentando iniciar una conversación casual.

—Mm.. Si..— Continuó Sai con poco interés en sus palabras.

—¿Tú..vas a seguir es-estudiando?— Cuestionó, desviando su mirada al rededor de aquel lugar, intentando no pensar en quien estaba a su lado.

—No lo creo... Tú sabes. Ya tengo un trabajo ahora mismo, no creo necesitar más— Respondió Sai encojiendo los hombros.

—Ya..veo...— Tartamudeó Gaara.

Efímero (EN PAUSA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora