Capítulo 32: Frigido.

537 40 42
                                    

“...Lo observé con tristeza, de mi boca se escapó un sollozo, y una lágrima se deslizó por mi mejilla, no pude evitarlo, me estaba lastimando demaciado.

No te preocupes, esto pasará algún día; te olvidaré, te lo aseguro.
Kokai... Te amo, pero ya no puedo seguir, si tú no sientes lo mismo..— Dije, intentando seguir mis propias palabras, Kokai me miró fijamente, él sabía que todo ya había terminado, intenté convencerme de que no era su culpa, pero.. El único que estaba sufriendo, era yo.

—No podré hacer que recuperes el tiempo que perdiste conmigo.. Lo siento mucho..
Espero que... Encuentres lo que estás buscando, pronto— Me disculpé sin ningúna razón, le sonreí por última vez, mientras más de mis lágrimas caían, y el latido de mi corazón retumbaba con amargura.
Me alejé sin decir nada más, arrepintiendome de haberlo amado tanto...
Lo que más me dolió del corto tiempo que compartimos... Fué que él siempre se mantuvo tranquilo, sin ningún arrepentimiento por todo el daño que me causó.”

 
Pronto el doloroso sentimiento estalló, transformándose en interminables lágrimas: ante el tan bello, conmovedor pero amargo escrito que marcaba el final de una historia.

—..Ga-Ga... ¡¡GAARAAAA!!— Exclamó el rubio menor, llorando escandalosamente.

—Na-Naruto... ¡No llores!— Dijo El pelirrojo volteando al rededor del salón de clases, sin saber que hacer.

—No puedo evitarlo.. Es muy triste...— Sollozó, siendo traicionado por sus sensibles emociones.

—Si, realmente lo siento..— Continuó el ojiaqua sonriendo con nerviosismo, de alguna manera se esperaba ese tipo de reacción en su amigo rubio.

—No es nada. En todo caso: yo lo siento— Colocó el cuaderno de Gaara sobre el pupitre vacío, observándolo detenidamente.

—La cita con Sai fue tan terrible que...— Dijo en un suspiro, pensando vagamente, el pelirrojo bajó la mirada.

—No importa, realmente me divertí mucho...
Me hiciste.. darme cuenta que, no voy a tener cualquier cosa, sólo por desearlo— Dijo con sinceridad y cierta amargura.

—¿Qué dices? Pero si te lastimé tanto con esto...— Resopló culpable.

—No fuiste tú. Algún día yo ya no pensaré en Sai, duele mucho ahora pero... Pasará...— Sollozó intentando no darle importancia, pero era obvio que su corazón estaba destrozado, el kitsune lo observó con cuidado, bajo sus ojos se podía notar un ligero color oscuro, además de que se notaba cansado, él no lo sabía, pero Gaara no había dormido durante toda la noche; al llegar a casa él había llorado mucho, y entre aquéllas lágrimas había terminado su historia que, al final fué de desamor.

—Si... Tienes razón, esto duele mucho...— Dijo el rubio con una sonrisa dolida, por más lejana que pareciera su situación, ese escrito llegó a tocar su corazón, pues el también estaba herido.

 
...
 

—Naru...— Susurró el azabache, inclinándose sobre el cuerpo desnudo del kitsune.

—Aah...ek..— Se quejó este con suavidad, retorciéndose de dolor, mientras el moreno se hundía cada vez más en su interior, provocándole por primera vez una sensación de asco.

—¡Y-ya! ¡Detente!— Exigió entre jadeos ahogados, provocando que el Uchiha parara.

—Lo..lo siento...— Dijo con suavidad, con un nudo en la garganta y una dolorosa opresión en el pecho, tenía que detenerse, parar ese estúpido deseo, se lamentaba en silencio por su error impulsivo, por sus irracionales celos: estaba perdiendo a la persona que amaba.

Efímero (EN PAUSA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora