Capítulo 10: Por primera vez.

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SasuNaru es amor.
Más lemon que nunca.


Mientras el cielo sobre Hirosaki se nublaba peligrosamente, y el viento helado soplaba con fuerza, el hijo menor de los Uchiha se encontraba en su automóvil costoso, llevaba puesto un traje negro muy elegante y formal, se dirigía algo apresurado al departamento de su “novia” ya que hacía unos minutos ella le había llamado, no le urgía demaciado llegar, a pesar de que en la llamada la chica sonaba desesperada por que él llegara rápido, no le importaba mucho, aunque en realidad era lo mínimo que podía hacer por ella, después de todo; lo sacó de una aburrida y molesta reunión de su padre y hermano con esos codiciosos inversionistas de la compañia Uchiha... Definitivamente aquello no era para él...
Unos minutos después llegó al complejo de departamentos, y a su vez al que compartía de vez en cuando con la pelirrosa, gracias a su llave entró al lugar, empezando a quitarse los zapatos.

—Sakura, ya llegué...— Anunció tranquilamente a la ojijade, pero no recibió respuesta, se adentró al departamento, llegando a la sala de estar, ahí sintió algo extraño..

—¿Sakura?— Llamó a la chica notando que no se veía por ningún lado, todo estaba en silencio, y había un aura extrañamente familiar, más de la que solía aver ahí, se acercó más a la sala, percatándose de un aroma familiar, tomó un cojín azul cielo del sofá, estaba mojado por algo, lentamente lo acercó a su cara, respirando su olor, olía a Limón dulce... Pero más allá de eso olía a la cereza con chocolate de cierto kitsune, arqueo una ceja y lo olfateó más, sin saber si era que su nariz le estaba jugando una mala broma o realmente olía a eso.

—¡..Sakura...!— Volvió a llamar con el cojín aun en su cara, empezando a caminar a la habitación de la chica, la había llamado varias veces, pero nada... Sin embargo, se percató de que aquel aroma se volvía cada vez más fuerte, además parecía tener ese irresistible toque a celo, lo cual lo hizo preguntarse aun más “por qué”, llegó al cuarto y se paralizó, algo en su interior sentía que no debía abrir la puerta, detrás de esta se escuchaban pasos, como si alguien no parara de caminar...
Extrañamente: con algo de ansiedad puso su mano sobre la manija, y abrió la puerta de golpe, el cojín de su mano calló al suelo, dentro del cuarto el kitsune rubio, quien se detuvo de golpe al escuchar la puerta, se paralizó, al igual que el azabache, y no era para menos, el rubio estaba completamente desnudo y solo una pequeña toalla en su cadera lo cubría, además de que al abrir la puerta ese olor a celo escapó, penetrando profundamente en su nariz, mientras el ojiazul miraba al cuervo como este lo veía analizándolo, como si temiera perderse de algún detalle de su cuerpo, irremediablemente el menor se sonrojó avergonzado, ambos se quedaron viendo por tan solo unos segundos, pero a ambos les parecieron horas...

—¡Tú..! ¡¡¿Qué hacés..Aqui..?!!—

Preguntaron ambos chicos confundidos a la vez, mientras el moreno sonó serio, el ojiazul sonó muy avergonzado, y rápidamente cruzó sus brazos frente a su pecho, intentando cubrirse, el moreno también reaccionó desviando la mirada, quedándose con un silencio sumamente incómodo, el menor tímidamente volvió a ver al azabache, mientras este bajó la cabeza y empezó a murmurar algo mientras apretaba el tabique de su nariz con sus dedos, cerraba los ojos y fluncía sus perfectas cejas, tomó aire.

—Ok... A ver.... ¿Qué estas haciendo tú en este lugar...? ¿Como es que encontraste este departamento?— Le preguntó al rubio tratando de controlarse y notablemente irritado, el menor comenzó a pensar más nervioso, ligeramente se dió la vuelta, intentando darle la espalda.

—Amm.. Pu-pues yo...— Trató de explicar con voz temblorosa, algo que al pelinegro empezó a fastidiarle, pues estaba teniendo toda la fortaleza mental que podía, el kitsune era demasiado irresistible.

Efímero (EN PAUSA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora