Capítulo 7: Una infidelidad.

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El kitsune se encontraba caminando por las calles desconocidas de la ciudad, había viajado en metro para llegar ahí, y veía a su alrededor buscando, a la vez que veía la tarjeta en su mano, estaba en la calle, solo necesitaba encontrar la residencia, se sentía nervioso porque pasaría, había dejado pasar una semana desde que había buscado la ayuda del pelinegro, ese día era sábado... En un momento, después de pedir algunas indicaciones pudo llegar, levantó la mirada, viendo que encima de él había un gran letrero que ponía “La Oficina”, supo de inmediato que era el lugar, tímidamente se asomó, al hacerlo un guardia salió pidiendo una identificación, naturalmente el kitsune se puso nervioso, enseñandole una identificación que indicaba que era mayor de edad, así lo dejaron entrar. Claro, era un bar especialmente para alfas, pero eso no significaba que un omega no podía entrar.
Al estar dentro y caminar bajando por unas escaleras escuchó música, al igual que las voces de muchas personas, llegó al lugar por completo, la iluminación era baja, había luces de colores que se movían a todos lados, la música era fuerte, había una barra de bebidas y muchas mesas al rededor del lugar, el menor se quedó ahí sin saber muy bien que hacer, entonces notó como algunas personas lo miraban fijamente, eso lo incomodó, para su suerte alguien apareció a su espalda.

—¡Oye..!— Se escuchó detrás, el menor volteó viendo a su compañero pelinegro.

—¡Sai..! ah...— Suspiró aliviado porque él estuviera ahí, entonces el chico lo tomó de la muñeca y lo introdujo en el lugar, entre la multitud, tras jalarlo un poco y sin que el rubio supiera como, llegaron al otro lado del lugar, donde había otras escaleras, subieron por estas, alejándose de la música, llegando a una habitación, el chico abrió la puerta.

—Adelante...— Le dijo al menor, este entró dándose cuenta de que era una especie de oficina, dentro había una mujer de cabello morado y ojos color capuchino, la cual miró a los chicos en cuanto entraron, fijando su mirada en el ojiazul.

—Y... Listo... Naruto, ella es la gerente Anko Mitarashi.. Anko, Naruto Namikaze..— Dijo el pelinegro a ambos.

—Es un gusto conocerla...— Dijo el rubio dándole la mano.

—El gusto es mío, Naruto..— Respondió la mujer algo sonriente.

—Bien... Verás: aquí nos gusta ir directo al grano... Así que... Sai me dijo que querías trabajar aquí...— Dijo la mujer sin titubeos, el rubio se puso aún más nervioso dándose cuenta de lo directa que era.

—Si.. Algo así...— Dijo el rubio desviando la mirada.

—Mira... Antes que nada, no quiero que pienses nada malo de este trabajo, lo que hacemos aquí es un negocio completamente legal.. Así que supongo que eres mayor de edad..— Dijo la mujer seriamente, el kitsune asintió afirmando.

—Bien... Entonces: Sai me comentó que no querías ningún contacto con nuestros clientes.. Verdad?— Dijo la mujer mirando al chico para después mirar al menor, este volvió a asentir.

—Bien... Tendrás que elegir entonces, para no tener contacto directo con los clientes... Será, bailarín o mesero..?— Preguntó al ojiazul, este lo pensó por un momento antes de responder.

—Antes que nada... Quiero decir porque estoy aquí...— Dijo el rubio a la mujer quien lo vio con interés.

—Verá: soy un omega... Sin embargo tengo una condición la cual me impide despertar mi celo, por eso e venido, una de las opciones que tengo para que mi celo despierte es estar serca de alfas... Sin embargo, no quiero nada más que estar serca...— Explicó con seguridad, la mujer lo miró por un momento, pensando, miró al pelinegro por unos segundos para después volver a mirar al menor.

Efímero (EN PAUSA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora