CAPÍTULO 11 || JUNTOS ||

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1 semana después...

Las Bahamas.

Una isla tan preciosa con su agua tan cristalina, podría decir que es una de mis islas favoritas sin embargo lo amarga la compañía.

Hace unas semanas podía prometer que llevarme con Leonel sería amigable... Pero reiteró lo dicho. Su manera de ser tan machista, sus celos y ese egocentrismo...

No es lo mío.

Según mi padre, el viaje de negocios durará solo tres días. Unos inversionistas chinos se encuentran en el Caribe y que mejor que hacer una propuesta financiera para el nuevo proyecto.

El resto del viaje fue cómodo y rápido, Leonel se la pasó durmiendo y trabajando en su próxima inauguración del hotel. Por mi parte, repase junto con Jullie los datos del reloj y cuánto es la cifra en la que esos chinos darán.

Al ser la líder encargada de las finanzas y operaciones, mi deber es ir a este tipo de encuentros y explicar y alegar sobre el precio del producto. Mientras que jullie debe encargarse de hacer una excelente promoción y buscar inversiones.

El avión privado de la familia aterrizó hace unos veinte minutos, Leonel adelanto su viaje con la excusa de "pasar tiempo juntos". Jullie en el transcurso del avión me ofreció unos cuantos libros, pero los rechacé, leer no es lo mío.

Las Bahamas nos recibe con un exquisito clima, Leonel me ofrece su mano para bajar de la camioneta y la rechazó. Acomodo mis lentes de sol negros y miro la fachada del hotel, suspiro al ver que todo en este hotel grita «soy un estúpido millonario».

Miro a su alrededor y es bellísimo, grandes palmeras decoran el inmenso jardín y a lo lejos se puede apreciar un hermoso mar. El hotel es de dos pisos con grandes ventanales de cristal y con la fachada blanca.

Nos adentramos al momento que un empleado se acerca con los guardaespaldas y reciben las maletas. Al entrar nos recibe una de las recepcionistas con una agradable sonrisa.

— Bienvenidos al The ocean club, ¿tienen alguna reservación?.

— Si, a nombre de Leonel D'Ángelo y Jullise Becker.

Quiero detallar más el lugar, pero al solo escuchar que menciona dos nombres me saca de mi trance.

— ¿Pediste solo dos habitaciones? — le cuestionó enfrente de todos y el italiano me ignora.

TRAVIESA OBSESIÓNWhere stories live. Discover now