Mi inicio de semana comienza cargado de trabajo, son las 7 de la mañana y termino de acomodar el traje negro desabrochando los primeros 3 botones de la camiseta blanca.
El fin de semana fue un verdadero dolor de cabeza, solo quiero un respiro y mi asistente parece no notarlo ya que esta detrás de mí molestando.
— El día de hoy tiene solamente 2 reuniones, a las 8 con los empleados y más tarde junto con el señor Gregorry y los nuevos socios.
Aplico loción en mi cuello y con mis dedos peino mi cabello tratando de calmar mi temperamento y no explotar tan temprano.
— Relájate un poco, es muy temprano.
Después de mi plática con Vito, mis jaquecas son frecuentes y mi paciencia es nula.
Me doy la vuelta y observo que todavía sigue aquí viéndome, niego y caminamos hacia el comedor y no había notado que hicieron algunos diseños en las escaleras corte imperial.
— Desayuna con nosotros. — le digo sorprendiéndola.
— ¿Y-yo? — ignoro su estúpida respuesta y le señaló la silla.
Ella se sienta de inmediato y por mi parte, camino hacia mi lugar. La empleada empieza a servir el desayuno y le rechazó el café con leche, ella me preguntan cómo lo quiero y les explico.
— Ese debería ser tu trabajo.
— ¿Disculpe? — me responde cuando da un breve sorbo al café con leche.
— Desde que llegamos debiste explicarles a las empleadas como me gusta el café, que comidas no me agradan y mi dieta.
Ella alza las cejas y después actúa arrepentida.
Cuando Emilia quiso hacer sus prácticas en mi empresa era muy eficiente, sin embargo desde que llegamos se ha vuelto una inexperta.
— Perdone señor, pero tenía trabajo atrasado y usted no estuvo mucho en la mansión que no lo creí necesario.
La empleada trae el café negro y le agradezco, lo deja aún lado de mi pan crujiente con aguacate y tomate.
— Recuerda mi advertencia, Emilia otro error más y te largas.
Greoggry entra recién bañado luciendo un traje blanco y como siempre, defendiendo a mi asistente.
— ¿Tan temprano y espantando? — ruedo los ojos.
Empezamos a desayunar escuchando como Greoggry conoce a la empleada y le pide amablemente su desayuno.
— ¿Ya la conoces? — niego — La cocinera es colombiana, esperemos y un día de estos nos preparé una comida tradicional de su país.
— ¿Quién los contrato? — cambio la pregunta y Emilia responde.
— El tiempo que estuvo de viaje su madre creyó que era necesario contratar personal, además de decorar la mansión.
YOU ARE READING
TRAVIESA OBSESIÓN
RomanceLa vida de Amelia Ricci da un giro inesperado cuando, debido a una serie de circunstancias que amenazan la estabilidad y el honor de su familia, se ve obligada a casarse con un influyente empresario cuya reputación es tan impecable como su fortuna. ...