La vida de Amelia Ricci da un giro inesperado cuando, debido a una serie de circunstancias que amenazan la estabilidad y el honor de su familia, se ve obligada a casarse con un influyente empresario cuya reputación es tan impecable como su fortuna.
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Me recargo en la puerta del baño apenas me adentro a la habitación del hotel. Estoy agotada, tuve que caminar para conseguir un maldito taxi y me quisiera traer hasta el hotel.
Esta mañana al despertar y ver el cuerpo desnudo de ese sujeto me hizo darme de mi gran error. Sin pensarlo hui de ahí, como anteriormente lo hacía con los otros hombres.
Me observo en el espejo ancho y maldigo al verme: rímel corrido, muñecas rojas, dedos marcados alrededor de mi cuello y cabello alborotado.
Sin mencionar que, ante la prisa de irme olvide buscar mis bragas.
En todo el camino venía incómoda ante la falta de ropa interior. Me deshago del vestido he ingreso a la ducha, donde el chorro de agua tibia impacta en mi cabello y cuerpo, cierro los ojos descansando un poco. Pero los recuerdos de anoche llegan.
(Flashback...)
— ¿Alguna vez te han amarrado? — su cuerpo está arriba de mí.
Niego respirando por la boca ante el fantástico orgasmo que acabo de tener. El primero fue en el sillón y el segundo en esta delicia de cama...
— Entiendo.
Él agarra una de mis manos y observo confundida como las amarra ante la soga que esta detrás del cabecero, hace lo mismo con la otra y ni siquiera le peleo.
— Q-que bonita manera de preguntar, si quería.
Él solo ríe.
(Fin del flashback...)
(Flashback...)
— ¡Me voy a venir! — anuncio retorciéndome del placer sintiendo como mis muñecas se lastiman por la soga.
Brian no detiene las embestidas y yo tiemblo ante el próximo orgasmo sin poder dejar de jadear.
Él termina en mi abdomen y se deja caer aún lado mío.
