C52 Que te hace un héroe

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La espada sobresalía por la espalda de Akatsuki.

Pero por suerte, o por desgracia Rubí saco rápidamente esa espada oscura y dorada de nombre Solimioum.

Ese Demonio sabía de antemano que una simple apuñalada no sería suficiente para acabar con la vida de aquel ella consideraba su antítesis.

Akatsuki calló de rodillas.

La sangre que se derramaba desde su abdomen no para de salir, y con ella salieron sus fuerzas para seguí luchando.

Su delicado cuerpo cayo de espaldas, desangrándose rápidamente en el suelo.

La mente de Akatsuki se congeló, lo único que podía sentir era aquel líquido frío que empapaba su ropa.

El estaba muriendo.

Y sin embargo Rubí lo miraba con unos ojos despectivos y fríos a un par de pasos de distancia.

Su mirada lo estaba inicitando a hacer su próximo movimiento, y sin embargo, las fuerzas de Akatsuki estaban agotadas.

Pero en ese momento recordó la pócima que le entrego el cura de aquella iglesia al dios de la luz, sin embargo rápidamente perdió las esperanzas, esa frágil botella de cristal se rompió al inicio del combate.

Su destino estaba sellado.

Y sin embargo...

Aún había algo que el debía hacer antes de morir.

Sus brazos sin fuerzas temblaron mientras intentaban levantar su cuerpo empapado en sangre.

En su rostro sus ojos rojos brillaron con una malicia y ambición que no existia en su ser hasta hace unos días.

Mientras más la miraba, menos podia alejar su mirada.

El debía conseguir ese rubí.

El plantó un pie en el suelo intentando ponerse de pie a pesar del agujero que tenía en el abdomen.

Sin embargo sus piernas no tenía fuerzas.

El volvió a caer al suelo.

El estaba muriendo.

Su indescriptible amor por esa hermosa gema estaba haciéndole olvidar ese hecho.

El acaricio la empuñadura de su propia espada plateada y murmuró sin fuerzas.

|Lo sé, lo sé, pero tú no lo entiendes, a-al menos, si voy a morir, voy a morir viéndola...|

Sus palabras hicieron estremecer al demonio: 'qué le pasá a ese lunático' se pregunto interiormente.

Akatsuki levanto la cabeza y dirigió su mirada a Rubí, pero no al Demonio del Rubí, si no al Rubí que servía como su prisión.

Una sonrisa maníaca apareció en su rostro nuevamente mientras la dopamina inundaba su cerebro.

Solo mirarlo lo estaba volviendo loco.

El quería sostenerlo, abrazarlo, lamerlo, observarlo, repasar cada centímetro del mismo.

Akatsuki estiró su mano con anhelo.

El sabía que esa gema estaba fuera de su alcance, pero no podía dejar de desearla.

'Porque la mantienes oculta?' se pregunto Akatsuki. 'oculta en un trapo en Villa Goblin y oculta tras una capa de oscuridad en Silitur' era simplemente inaceptable para el que el Demonio ocultarla esa gema tan codiciosamente; sin embargo la respuesta era clara viendo su reacción.

No puedes morir, si ya estas muerto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora