Capítulo 1

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¿Qué tan normal podría ser la vida de una adolescente teniendo en cuenta que sus padres estaban más que involucrados en el mundo del BDSM?

Layla no tenía la respuesta a esa pregunta pero estaba segura de que pronto la descubriría.

Sus días habían sido perfectos y organizados hasta que dio con la verdad de la vida sexual de sus padres. Iba a clases, sabía hablar perfectamente tres idiomas, amaba la lectura tanto como su madre y de ella también había sacado la pasión por el baile, tanto así que al cumplir los dice quiso apuntarse a clases de baile. Ahora, a tan solo dos años de cumplir la mayoría de edad, tenía más ganas que nunca de describir mundo, de experimentar y probar cosas nuevas.

Sabía que tenía que ir despacio. Era joven pero no tonta, al menos no en ese sentido de la vida. Era consciente de que muchos deslices, despistes, meteduras de pata o como quisieran llamarle terminaban siendo un error.

Bien, ya había tenido la típica, aburrida y necesaria charla de educación sexual hace dos años. No había tenido su primera relación sexual todavía pero sabía de sobra como se colocaban los condones, pues no deseaba un embarazo ni tampoco una enfermedad de transmisión sexual. Además, tener una madre joven y abierta como lo era Cyara tenía sus beneficios...

Layla aprendió que el sexo y todo lo relacionado a ello no era un tabú, como lo querían ver las demás personas. Que se podía hablar con tranquilidad del tema sin necesidad de horrorizarse. Que si, que el respeto era importante pero también lo era ser fiel a ti mismo sin importar lo que los demás opinaran.

¿Estaba preparada para comerse el mundo a su corta edad?

Eso estaba por verse.

—Mamá, no quiero ir con vosotros — se quejó cruzándose de brazos mientras veía a su madre acomodar unas gafas de sol en su cabeza.

—Sería una buena respuesta si te hubiera preguntado, reina — respondió ella con una sonrisa en los labios.

—Sigo traumada por lo de ayer — mintió, sabiendo que sería una buena excusa.

El día de ayer le habían mostrado toda la realidad de su mundo llevándola al club que su padre dirigía junto a sus cuatro compañeros.

No estaba ni siquiera un poquito traumada, tenía que admitir que le causaba curiosidad todo ese mundo y no había ni pizca de miedo en su organismo cuando se mencionaba el tema.

—¿Lo estás?— interrogó su padre, entrando en la habitación y metiéndose en la conversación de ambos.

—Si— asintió sin siquiera mirarlo, escuchó la risa de su padre y dejó escapar un suspiro cuando se dio cuenta que su mentira no había colado—. ¿Cuál es el chiste?

—Que eres igualita a tu madre — burló —, no tienes ni la menor idea de como mentir, ¿eh?

—Yo no estaba mintiendo.

—Claro que lo hacías, Layla... Y déjame decirte que las mentiras son una puta mierda, aprende a ser sincera — le aconsejó.

Ella bufó. Adoraba a su padre en todos los sentidos de la palabra pero odiaba cuando se ponía en ese modo. No quería sacar su lado de adolescente rebelde pero tampoco quería que sus acciones fueran tan obvias y más para su padre.

Él tenía esa manía de controlarlo todo y de entender incluso sin palabras, con solo gestos, miradas y acciones. Eso estaba bien. Pero a veces frustraba a más no poder.

—Pero no quiero ir — siguió insistiendo—. Estoy de regla, sería ridículo ir a la playa.

—Yo también lo estoy, ¿y?— dijo Cyara encogiéndose de hombros—. Por algo existen los tampones.

—Leí que una mujer se quedó sin piernas por usar tampones.

Cyara rió con ganas ante las ocurrencias de su hija, haciéndola reír a ella también pues la risa de su madre era contagiosa.

—Bien, siempre tendrás la copa menstrual — chasqueó su lengua cuando pudo parar su ataque de risa.

—Ugh, que insistente eres, mujer.

—No lo sabes tú bien — murmuró Christopher por lo bajo mientras se ponía también las gafas de sol, ganándose una mirada por parte de la rubia.

A su hija no le quedó más remedio que preparar sus cosas para ir a la playa con sus padres, sabiendo que allí se encontrarían con sus amigos y con sus hijos.

Ató su cabello de mala manera con una de esas bandadas que quedaba tan bien y además lucía, detestaba cuando el pelo se le pegaba en el rostro por el sudor. Para su desgracia ese día hacía más calor que en el mismísimo infierno.

Al llegar allí recorrió el lugar con la mirada, no había tantas personas como se esperaba y eso en cierto modo le agradó. No le gustaba la gente en exceso. Sacó su camiseta para quedar únicamente con su pantalón corto de color negro y el top de su bikini color verde oscuro, extraña combinación que le había fascinado.

La arena quemaba bajo sus pies, no quería maldecir por ello porque sabía que su padre le dedicaría una mirada cargada de reproche si la escuchaba. Pero la arena no era lo único que quemaba allí, al alzar la mirada se encontró con la Erick, solo los separaban unos metros de distancia pero el calor entre sus cuerpos se notaba a kilómetros.

Ella sonrió al notarlo y sin siquiera pensarlo se acercó a él, había dejado a sus padres atrás hablando con Leyre y Richard.

Él al notarlo tuvo que tragar saliva y actuar con normalidad, tenía que dejar de lados esas miradas... Y más cuando sabía que ella se las devolvía. Su mente tenía alas y era rápida en volar cuando sus ojitos brillantes conectaban con los suyos.

Miradas que provocaban incendios y pensamientos que provocaban erecciones.

—Deberías dejar de mirarme así — le aconsejó ella, sin saludarlo antes.

—¿Mirarte de que forma?— preguntó juguetón.

—Como si lo más ardiente de este lugar fuera yo y estuvieras pensando en cosas indebidas con una menor que, ¡oh, sorpresa! Es la hija de uno de tus amigos — bromeó, sabiendo que no era cierto lo que decía, aunque a Erick se le borró un poco la sonrisa de los labios—. Vi como me mirabas también anoche, Erick.

Él rió entre dientes antes de desviar la mirada hacia su padre, había tenido una interesante charla con él sobre lo sucedido y no estaba seguro de querer repetirla. Sin embargo, la niña se veía inocente y con aires de querer cometer pecado tras pecado, ¿quién era él para negarle las puertas del infierno?

Lujuriosos PensamientosWhere stories live. Discover now