Capítulo 4

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Erick supo que lo que hacía estaba mal, no había hablado con Christopher desde la pequeña discusión que tuvieron y ahora quería hacérselo pagar a su hija. Una menor inocente que no tenía nada que ver con su mundo.

¿Qué estaba mal en él para querer hacer tal cosa?

Bajó su cremallera ante la atenta mirada de la joven y liberó su polla semierecta. Un pinchazo de culpabilidad le cruzó el estómago, genial, Erick, ahora las jovencitas te ponen duro.

—Cúbrela con tus labios — ordenó, pero ella no parecía demasiado convencida—. ¿Eres sorda o que? Ponte de rodillas y rodéala con tu boca.

Por un momento sintió miedo, él jamás había usado ese tono con ella ni nada parecido, se dejó caer de rodillas tal como le había indicado y evitó mirarlo a los ojos. Estaba segura de no querer hacer eso pero se dejaría llevar por la insistencia del dominante.

Su mano tomó su cabello de forma ruda, Layla se quejó frunciendo el ceño pero él no pareció escucharla.

—Abre la boca — ordenó, ella a duras penas separó sus labios.

El pelinegro gruñó frustrado, si ella no quería abrir la boca se la abriría él. Situó su polla sobre sus labios y empujó sus caderas hacia delante para adentrarla en su boca.

Layla sintió arcadas cuando esta chocó en el fondo de su garganta, las lágrimas picaron en el fondo de sus ojos pero se resistió.

¿Qué tan malo podía ser? Muchas desearían tener la polla del maestro Colón en su boca, ella que la tenía se aguantaba las ganas de vomitar y de llorar a aiñ mismo tiempo. ¿Qué estaba mal con ella? Si el anterior día le había mojado las bragas con solo unas miraditas y un par de palabras que habían intercambiado.

—Vélez, mírame — siseó entre dientes, disfrutando de decir su apellido en lugar de su nombre. La tenía de rodillas y con la boca llena, ¿qué más podía pedir? Se había pasado las advertencias de Christopher por el culo y estaba desafiándolo al hacerlo, pero no le importaba lo más mínimo.

Cuando sus llorosos ojos se alzaron y conectaron con su mirada supo que estaba cometiendo un error, era más que consciente de ello. Pero aún así no dejó de hacerlo, no iba a quedar como un cobarde y detenerse.

Solo sacó su polla de su boca cuando supo que estaba a punto de correrse, Layla rompió a llorar justo en ese momento al tiempo que pasaba la manga de su suéter por sus labios para borrar el rastro de saliva que había dejado allí.

—Lo siento — murmuró con sinceridad—. Tal vez la próxima vez no te haré llorar.

—¿Próxima vez?— cuestionó espantada—. No habrá próxima vez...

—Layla...— suspiró—. Claro que habrá próxima vez, tal vez dentro de dos años cuando tú seas legal y yo no esté jodidamente mal de la cabeza...

Ella negó rápidamente con la cabeza mientras se levantaba y salía de la habitación a pasos apresurados. Erick maldijo por lo bajo y tras acomodar su ropa salió corriendo detrás de ella, los colores abandonaron su rostro cuando la vio cruzar la puerta de la salida sin mirar atrás, en su lugar Cyara caminó hasta donde se encontraba y lo obligó a entrar en la habitación de la que había salido.

—Déjame explicarte las...— antes de terminar su frase sintió la palma de la rubia estamparse contra su mejilla—. Bien, me lo merecía.

—Mi hija acaba de salir llorando de aquí, por supuesto que te lo merecías — siseó con rabia—. No hay explicación que valga, Erick, pero aún así te dejaré hablar...

—Tal vez, solo tal vez, la obligué a chuparme la polla.—Se aclaró la garganta y esperó el segundo golpe de Cyara que no tardó en llegar—. ¡No tienes derecho a hacer eso! Te recuerdo que uno de tus primeros encontronazos con Christopher fue por el mismo motivo.

—¡No quieras comparar! Yo era una adulta, idiota pero responsable de mis acciones... Ella no es más que una adolescente que todavía está probando — dejó en claro—. No tengo problema en que quiera experimentar la disciplina del BDSM en el sexo, pero siempre que ella quiera y no cuando la obliguen, ¿te ha quedado claro?

—No intentes hacerte la dominante conmigo que no te sale.

—¿Ha quedado claro?— repitió la pregunta en un tono más elevado.

—Si, señora — bufó su respuesta.

—No le diré de esto a Christopher, si Layla decide hacerlo es cosa suya... Una pena que tengas una cara tan bonita y que te la vayan a partir.—Se encogió de hombros restándole importancia al tema y salió de la habitación como si allí no hubiera pasado nada.

Ninguna de las personas en el club que presenciaron lo ocurrido se atrevió a decir algo al respecto. Cyara salió de allí casi corriendo, sin importarle que pudiera tropezarse al llevar zapatos de tacón.

Layla había borrado los rastros de lágrimas de su rostro y se mantenía en silencio, con su cuerpo apoyado en el coche y a la espera de su madre.

—¿Podemos irnos a casa?— preguntó al verla llegar.

—Si, ya no tenía nada más que hacer — mintió, le había prometido a una compañera de trabajo que se pasaría por allí esa mañana pero su hija era su prioridad.

Cyara era la dueña de una de las editoriales más importantes del país, su esfuerzo y el trabajo constante habían merecido la pena.

Al llegar a casa vieron a Christopher bajando las escaleras con una sonrisa en los labios, Layla no se la devolvió y subió a su habitación con la excusa de que estaría leyendo algún libro.

—¿Qué ha pasado?— cuestionó él cuando recibió la carpeta que le había pedido a Cyara del club.

—No sé si llevarla al club fue una buena idea...— respondió por lo bajo—. ¿Qué tipo de madre deja que su hija de dieciséis años entre en un lugar así? Ninguna, tal vez si es cierto eso de que soy una pésima madre, ¿sabes?

—Independientemente de lo que haya pasado, espero que no estés pensando tal cosa en serio.—Frunció su ceño—. Fue una decisión que tomamos los dos, algo que tarde o temprano tendría que pasar. Tú, Cyara Ross, eres una madre maravillosa así que no dudes lo contrario.

—¿Crees que seríamos buenos padres una vez más?— cuestionó tras aclararse la garganta—. Ya sabes...

Christopher alzó sus cejas ligeramente sorprendido y bajó la mirada hasta el plano abdomen de la rubia. Estaba seguro de que su respuesta sería un rotundo si.

Lujuriosos PensamientosWhere stories live. Discover now