Capítulo 12

1.3K 105 6
                                    

Ver a Yon plácidamente dormido en el sofá provoca en mí una oleada de sentimientos encontrados. El simple hecho de verlo me calma, y no puedo evitar sonreír al ver de nuevo su gesto relajado. Por otro lado, una sensación de vacío se apodera de mi pecho, y me angustia al recordar que ya no puedo besarlo, como hubiera hecho meses atrás, en una ocasión así; ni siquiera tengo el derecho de acariciar su rostro suavemente, mientras sonrío y pienso en lo mucho que le quiero.

Tengo que conformarme con observar desde el umbral de la puerta del pasillo, y desear que siga soñando con lo que sea que le esté provocando esa expresión tan calmada.

—Pervertida.

El susurro de Javi junto a mi oído me sobresalta, y casi consigue que grite; por suerte soy capaz de contenerlo a tiempo.

Le doy un codazo en la costilla, no muy fuerte. Él se ríe y recula hasta la cocina, yo le sigo.

—¿Estás loco? ¡Casi me matas de un infarto!

—¿Qué hacías acosando a Yon? —alza una ceja de forma pícara.

—No le estaba acosando, solo me he quedado un par de segundos embobada mirándole. Parecía dormir muy a gusto.

—¿Un par de segundos? Llevabas como tres minutos mirándolo fijamente.

—A veces me cuesta creer que ya no estamos juntos —confieso—. Me había hecho a la idea, y hasta me había convencido de que era lo mejor para ambos —noto como se me humedecen los ojos—. Pero, ¿es lo mejor?

Se me escapa un sollozo.

Javi me abraza.

—Esto deberías hablarlo con él, no conmigo —Javi suspira—. Si lo tenías tan claro, ¿por qué dudas ahora?

—Porque ha vuelto, lo veo a diario, y aún así podía aguantar porque creía que podríamos mejorar por separado, y quizá algún día volver a estar juntos —intento seguir hablando, pero empiezo a sollozar de nuevo—. Pero me llamo "enana" otra vez —me entra el hipo—. Nunca me había llamado así desde que rompimos.

Javi simplemente me abraza, mientras pasea su mano por mi espalda intentando consolarme.

—Igual deberíais hablar otra vez las cosas —niego con la cabeza—. Escucha antes de decidir nada, cabezota —suelto una risa desganada—. No sabes si él se siente igual que tú, eso para empezar, y aunque no fuera el caso, si tus sentimientos han cambiado deberías decírselo.

—Fuí yo la que decidí por mi cuenta que separarnos sería lo mejor, no tengo derecho a marearlo continuamente con mis sentimientos.

—Lo marearías si estuvieras cambiando cada semana o cada mes de opinión, si le dieras falsas esperanzas... Pero tienes todo el derecho del mundo a permitirte cambiar tus sentimientos por otra persona, y de expresarlo si es lo que necesitas.

Suspiro y me recojo el pelo en una coleta mientras me separo un poco de Javi.

—No sé...

—Pues mientras te lo piensas, ¿qué tal si bajamos a comprar sushi para cenar esta noche?

Miro el reloj, ya son las ocho menos cuarto.

—Me parece muy buena idea.

—A mi me parece mejor —se ríe Javi—, necesito celebrar que han acabado los primeros exámenes. ¡Vaya dos semanas! Yon y tu hermano deben pensar lo mismo.

—Yo aún no he empezado exámenes, pero he tenido varios trabajos que han sido un verdadero dolor de cabeza...

—Entonces deberíamos comprar algo de alcohol también, ¿no? —le miro de reojo, previendo sus intenciones—. No voy a montar una macrofiesta, solo una fiesta privada: nosotros cuatro y el alcohol.

Y aunque sé de sobras cómo acaban nuestras fiestas, acepto sin pensármelo dos veces.

Secuelas de tu ausenciaWhere stories live. Discover now