Capítulo 34

1K 87 15
                                    

Tras dos semanas intentando fallidamente que mi suegra adopte a Kuro, quién finalmente se anima a hacerlo es Ana. Esa es la primera sorpresa del día.

Ana ha estado viniendo a casa cada dos días, intentando hacerse amiga de Bigotes pero nada ha dado resultado. Le ha comprado tres juguetes, latas de comida húmeda con sabor a sardina, premios de diferentes sabores, incluso una manta mullida y cálida... Pero Bigotes sigue sin tolerar tenerla a menos de dos metros más de tres minutos seguidos.

La segunda sorpresa llega cuando mi hermano entra por la puerta diciendo:

—He roto con Sofía.

Yon abre los ojos como platos, no por las palabras de mi hermano, sinó por ver la sonrisa que asoma por mi comisura derecha.

—Lis —susurra y me da un codazo.

Intento contenerme mientras miro a Yon y me encojo de hombros.

—No puedo evitarlo, no me cae bien —susurro mientras mi hermano deja las llaves y entra al comedor.

—Pero era su novia.

Se sienta en el sofá, al lado de Yon. Aprovecho para ir a la cocina a por una cerveza para mi hermano, aunque es solo una excusa para intentar contener la emoción que me recorre por dentro.

—¿Habéis roto solo porque hemos adoptado a Bigotes sin consultárselo?

Alzo las cejas al ver que mi hermano asiente ante la pregunta de Yon.

—Se puede ser estúpida, ¿pero tanto?

Me doy cuenta tarde de que estaba pensando en voz alta.

Ambos me miran. Mejor dicho, me fulminan con la mirada.

—En realidad eso solo ha sido la gota que colma el vaso. Hace tiempo que estábamos mal. Últimamente discutíamos por cualquier tontería.

—Pues para estar mal, mejor no estar —Yon le da una palmada en la espalda—. Ahora intenta no pensar en lo que podrías haber hecho diferente para que funcionara con Sofía, céntrate únicamente en qué puedes aprender de esta relación. Todo pasa por algo. Si te lo tomas como un aprendizaje, no solo te será mucho más fácil superarlo, también te ayudará a tener una relación más sana la próxima vez.

A veces me sorprende lo maduro que puede ser Yon en cuanto a pensamientos.

Después de eso, mi hermano se encierra en su habitación y no sale hasta la cena.

—Pensaba que no iba a salir —reconozco.

Yon me mira sorprendido.

—¿Cómo se va a perder tu hermano una noche de pizza? —me encojo de hombros—. Además, he pedido su favorita.

—¿Pepperoni? —arrugo la nariz—. Sabes que la odio.

—Ya, pero hoy no eres tú la que necesita que la animen.

Hago un puchero, pero de nada sirve.

Cuando pican a la puerta, abro pensando que es el pizzero, pero me llevo una sorpresa al ver a Javi.

—¿No vas a darme un abrazo?

Me tiro a sus brazos con tanto ímpetu que casi se cae de culo.

—¿Vienes solo? —me sorprendo al no ver a su novia.

—Tu nivel de empatía es sorprendentemente bajo —lo miro confusa—. ¿Cómo me voy a traer a Alba? ¡Tu hermano acaba de romper con Sofía!

Me doy un golpe en la frente.

—¡Cierto!

—Menuda hermana...

Para cuando entramos al comedor, mi hermano ya está en el sofá sentado, por lo que Javi no dice nada de la reciente metedura de pata que he tenido; pero soy consciente de que, tarde o temprano, se lo contará a Yon. Javi es así, no puede callarse según qué cosas.

Las pizzas llegan justo a tiempo: cuando le empezaba a entrar el bajón a mi hermano por culpa de la conversación, que únicamente giraba alrededor de Sofía.

—Creo que es mejor evitar el alcohol hoy —susurro mientras Yon y yo cortamos las pizzas y mi hermano aún está en el sofá. Él me mira sin entender nada—. Le va a dar el bajón a la segunda copa, o antes, y yo estoy a dos bajones suyos de aniquilar a Sofía.

—Lis, eres un témpano de hielo —alzo las cejas—. Tu hermano lo está pasando mal, deja que se desahogue las veces que necesite.

—Solo te digo una cosa: como vuelva a contarme por tercera vez cómo rompieron, me pego un tiro.

Yon suspira.

—Si eso pasa, te vas a la habitación, así no has de escuchar otra vez la historia.

Voy a la cocina a buscar vasos y bebida.

—Yo aún no sé qué vió en ella —susurro para mí misma—. Es que no comprendo cómo han durado tanto, ¿cómo quieren que entienda todo este drama? Si eran como el agua y el aceite. Esto se veía venir...

Yon se asoma por el umbral de la puerta.

—Deja el monólogo y ven a cenar.

Secuelas de tu ausenciaOnde histórias criam vida. Descubra agora