Capítulo 20

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—¡Ni se os ocurra volver a dadme estos sustos, avisados estáis! —replica por enésima vez la madre de Yon—. Tú no sabes lo mal que lo pasé cuando este mendrugo me dijo que habíais roto.

—Mamá...

—¡Con la buena pareja que hacéis! —no deja que Yon hable—. ¡Y lo bien que encajaste en nuestra familia!

—Mamá, ya vale. Ahora estamos juntos.

—¡Y espero que duréis! Necesito una chica en la familia urgentemente —dramatiza Tania.

—No te preocupes, creo que esta vez vamos a durar mucho tiempo.

Miro a Yon mientras lo digo, y me enamoro de la sonrisa que se forma en su rostro.

Tania también sonríe, se levanta del sofá y nos da una palmadita en la espalda cuando pasa por nuestro lado.

—¿Tenéis hambre? —ambos asentimos al mismo tiempo—. Genial, porque he hecho un montón de macarrones gratinados, y llevan mucho queso.

Casi se me hace la boca agua al oír eso. ¡Macarrones con mucho queso! ¡Y encima gratinados! ¿Puede haber algo mejor? Además, a Tania le quedan especialmente buenos, no sé qué debe ponerles, pero en casa nunca nos quedan igual.

—¿Me vas a decir hoy el ingrediente secreto? —insiste Yon.

—No.

—Egoísta —protesta.

Su madre sonríe.

—Es mi manera de asegurarme que vendréis a visitarme.

—Vendremos igualmente —aseguro.

Tania se encoge de hombros y sonríe. No va a dar su brazo a torcer.

¿Será la mantequilla? No, eso ya lo probamos... Observo a mi alrededor y analizo todas las especias que hay en la encimera de la cocina. Creo que en casa tenemos todas, y las hemos probado, así que tampoco deben ser las especias...

De pronto noto los labios de Yon en mi frente y sus brazos rodear mi cintura. Sonrío. Es un amor.

—Me encanta que seas tan cariñoso —susurro.

Me da un beso en los labios y me aprieta contra su pecho.

—Estáis de foto —sonríe su madre.

Inevitablemente me sonrojo y me separo un poco de Yon. Él suelta un pequeño quejido y hace un puchero.

Ponemos la mesa mientras los macarrones están en el horno y Tania acaba de preparar la masa de un delicioso bizcocho de yogurt.

—¿Dónde está tu padre?

—Jaime tiene una comida de negocios hoy —contesta Tania mientras se asoma para verificar que la mesa ya está puesta—. Toma, ponlo en el centro —le da un protector de mantel a Yon—. Cuidado que voy a sacar los macarrones, ¡y están ardiendo!

—Ya los saco yo, seguro que esa bandeja pesa un montón.

Yon me da el protector de mantel y corre a la cocina.

Efectivamente la bandeja pesa, se nota a leguas. ¡Ha hecho macarrones para alimentar a todo el vecindario!

—No sabía que habías invitado a los vecinos a comer —bromeo.

—Me he pasado un poco, ¿no?

—¿Un poco? Mamá, con todo esto puedes alimentar a dos familias más.

—Sois unos exagerados —protesta. Luego mira el plato y suspira—. Le llevaré un par de tuppers a Adrián, está viviendo en casa de Darío esta semana.

—Ya me parecía extraño que no comiera con nosotros —dice Yon—. Ese crío ya no me cuenta nada —protesta.

—Tú tampoco le cuentas nada —le reprocha su madre—. Se enteró de que habías roto con Lis porque yo se lo conté.

—Los macarrones están espectaculares, como siempre —intervengo para suavizar el ambiente.

—Espera a probar el bizcocho, hoy tiene pepitas de chocolate —dice entusiasmada.

¿Ha dicho chocolate? Si el bizcocho de por sí ya le queda espectacular, con pepitas de chocolate debe tener un sabor celestial.

—¡Me muero por probarlo!

Tania sonríe.

Tal como imaginaba, el bizcocho tiene un sabor indescriptible. Es esponjoso, casi se deshace en la boca; el azucar glas le da un toque dulce, y las pepitas de chocolate negro aportan un sabor más amargo. El contraste es impresionante, la verdad.

—De esto sí nos darás la receta, ¿no?

Tania mira a su hijo, luego me mira a mí.

—Está bien, luego os la escribo en un papel —cede finalmente—. Así me lo podéis hacer vosotros cuando esté recuperándome de la intervención.

Yon se pone serio, parece que no le gusta hablar del tema.

—Seguro que irá todo genial —le doy la mano para animarle.

Tania sonríe, parece tranquila en cuanto a su salud se refiere, pero parece que le inquieta que Yon se lo tome tan a pecho. Entiendo que es algo serio, y yo también me preocupo, pero creo que lo último que necesita Tania, si ella está tan calmada, es notar inseguridad en sus seres cercanos.

Secuelas de tu ausenciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant